En una época en la que el acceso al crédito es cada vez más fácil, y los intereses bajos, resulta tentador incurrir en deudas para financiar proyectos, compras o gastos personales. Sin embargo, antes de tomar esta decisión, es importante que la persona tenga habilidades financieras para saber si esa deuda resulta realmente viable y si es o no conveniente desde un punto de vista económico.
La educación financiera es clave para mejorar la toma de decisiones en temas de ahorro e inversión, evitar errores comunes y conocer el funcionamiento de los productos y servicios financieros. Un estudio del Instituto Nacional de Estadística y Geografía apunta a que sólo el 30% de la población adulta en México tiene conocimientos financiero básicos. Una cifra preocupante si se considera la importancia que tiene para la salud financiera de un individuo.
Si bien la educación financiera no es tarea exclusiva de instituciones educativas, ya que responsabilidad principal la tienen los padres de familia, también es importante que las autoridades lo incluyan como parte de la formación académica en diferentes niveles. Esto permitiría que en el futuro los mexicanos puedan tomar decisiones fundamentadas sobre su economía.
Un ejemplo es el sistema de educación financiera que se ha establecido en Singapur, denominado “Together We Can” (“Juntos podemos”). Desde el kínder hasta la universidad, se busca que los estudiantes comprendan la importancia del ahorro, la planificación y la inversión. Este sistema se complementa con la educación financiera en la vida laboral temprana, para que los trabajadores conozcan cómo manejar su salario y las opciones que tienen para hacer crecer su patrimonio.
La educación financiera es un tema que se ha colocado en el centro del debate público en México, pero queda mucho por hacer. Si analizamos las cifras, sólo el 10% de los mexicanos ahorra en productos financieros y 9 de cada 10 personas no tienen una planificación financiera clara. Es necesario que se produzcan cambios sustanciales en el sistema educativo para que las siguientes generaciones estén mejor preparadas para tomar decisiones financieras de forma responsable y consciente.
En resumen, la educación financiera es uno de los pilares de la estabilidad económica a nivel personal y nacional. Por tanto, es necesario fomentar la inclusión de esta temática en los planes de formación académica de todos los niveles educativos, con el objetivo de mejorar la toma de decisiones y, en consecuencia, mejorar la economía de los individuos y del país.
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