Desde la victoria del Brexit, el tema migratorio ha sido uno de los más controvertidos en las políticas británicas, y parece que no se ha llegado a ningún consenso. La ala dura de los Tories ha acusado a Rishi Sunak de incumplir las promesas antiinmigración del Brexit, lo que ha dado lugar a una intensa confrontación.
Los conservadores más conservadores acusan a Sunak de haber roto su promesa de control migratorio, y están empujando para que se tomen medidas más estrictas. Como una de las principales figuras del gobierno actual, Sunak ha mantenido una postura más flexible en cuanto a la inmigración, lo que ha generado controversia dentro del partido.
La ala dura de los Tories considera que el exceso de inmigración perjudica a los ciudadanos británicos y por ello exige que se adopten medidas más restrictivas. Pese a que Sunak ha manifestado en varias ocasiones la necesidad de equilibrar la llegada de migrantes con la economía del país, los conservadores más conservadores argumentan que el nivel actual de inmigración es demasiado alto y deben establecerse barreras más altas.
El enfrentamiento entre la ala dura de los Tories y Sunak se suman a las muchas incertidumbres que plantea el Brexit en cuestiones migratorias. En medio de la polarización y los extremos encontrados, la gestión de la inmigración en Gran Bretaña sigue siendo uno de los temas más complejos y polémicos de la política actual.
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