Los aliados de Morena en el Senado quieren cambiarle el nombre a las cámaras del Congreso de la Unión, pues consideran que las mujeres fueron excluidas del Constituyente, por lo que la Constitución actual se encuentra redactada en lenguaje masculino.
La senadora del PT, Geovanna Bañuelos de la Torre comenta que la reforma es con el fin de visibilizar la conquista de las mujeres en materia de equidad de género e igualdad y en reconocimiento a la Legislatura de la paridad de género.
“En la culminación de esta histórica legislatura es preciso fortalecer la lucha feminista en contra del patriarcado y utilizar el lenguaje como un símbolo y forma de pensar. Por ello, propongo modificar la denominación de las cámaras que componen al Poder Legislativo Federal, al pasar de Cámara de Diputados a Cámara de Diputadas y Diputados y al transitar de Cámara de Senadores a Cámara de Senadoras y Senadores”, explicó.
Mediante una iniciativa que pretende reformar el artículo 50 de la Constitución, la coordinadora del Grupo Parlamentario del Partido del Trabajo señala que las mujeres fueron excluidas del Constituyente originario por lo que la Constitución actual se encuentra redactada en lenguaje masculino.
“Es momento de dar un paso más. Ante la evolución de la sociedad mexicana, el lenguaje debe revolucionarse con el objetivo de reflejar la igualdad, inclusión y paridad de género en el Congreso de la Unión”, señala.
“Hay que decirlo de manera clara y contundente: la Cuarta Transformación de la República debe ser feminista o no será. Los grupos parlamentarios, senadoras y senadores que pertenecen a la coalición tenemos la obligación de escuchar las demandas legítimas de las mujeres de nuestro país”, sostiene la legisladora.
En el documento inscrito en la Gaceta Parlamentaria del Senado, Geovanna Bañuelos resalta que las mujeres en México se enfrentan a un sinnúmero de obstáculos para participar tanto en la vida profesional como en la vida pública de México.
“Históricamente, las mujeres fuimos y continuamos siendo obligadas o presionadas a quedarnos en casa, con nuestra voz silenciada, acosadas y hostigadas, víctimas de violencia de género e intrafamiliar, recibiendo un salario menor por trabajo igual que el de los hombres y finalmente, nos topamos con el denominado techo de cristal”, apunta.
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