El hambre es una de las problemáticas más graves en el mundo, y aunque ha disminuido en las últimas décadas, sigue afectando a millones de personas. Pero lo que quizá no se tenga tan en cuenta es la relación que existe entre el hambre y la guerra. Según los expertos, en muchas ocasiones los conflictos bélicos tienen su origen en la competencia por los recursos básicos, como el agua y la comida.
De hecho, en la actualidad hay varios países donde la seguridad alimentaria está en riesgo y existe la amenaza de que estalle una guerra. Entre ellos se encuentran países de América Latina y de África, donde la sequía y la falta de inversiones en agricultura han llevado a situaciones de inestabilidad política y social. Además, en lugares como Yemen y Siria la guerra ha dejado a millones de personas en situación de desnutrición.
Por otro lado, el calentamiento global agrava el problema, ya que provoca el aumento de sequías y otras catástrofes naturales que afectan a las cosechas y a la disponibilidad de alimentos. Esto puede llevar a situaciones desesperadas en países donde la población ya se enfrenta a una situación de inseguridad alimentaria, lo que puede provocar conflictos y guerras.
Ante esta situación, es necesario que la comunidad internacional se comprometa a luchar contra el hambre y a garantizar el acceso a los alimentos como un derecho humano fundamental. Esto implica invertir en agricultura y en sistemas de producción sostenible, y también en apoyar a los países más vulnerables para que puedan hacer frente a las crisis alimentarias. Solo así se podrá evitar la relación entre el hambre y la guerra, y se podrán construir sociedades más justas y pacíficas.
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