La música popular mexicana ha tenido un nuevo exponente en los últimos años: los “corridos tumbados”. Este género, que mezcla el corrido tradicional con el trap y el hip hop, ha sido bien recibido por muchos jóvenes que han encontrado en sus letras una forma de expresar su realidad y sus emociones. Sin embargo, no todos ven con buenos ojos esta nueva tendencia, especialmente en ciudades como Acapulco, donde algunos funcionarios públicos han sugerido que este tipo de música promueve la violencia y el narcotráfico.
A pesar de las críticas, los dueños de discos y bares en Acapulco defienden los “corridos tumbados”. Según ellos, este género no es más violento que otros, y la mayoría de los jóvenes que lo escuchan lo hacen simplemente por diversión. Además, señalan que muchos artistas de “corridos tumbados” han logrado un gran éxito en la industria discográfica y han puesto en alto el nombre de México en otros países.
Mientras tanto, los fanáticos de este género musical han manifestado su descontento con las autoridades que quieren limitar su difusión. Según ellos, el problema de la violencia en el país no tiene nada que ver con la música que escuchan, y limitar su libertad de expresión solo genera más problemas. Además, argumentan que los “corridos tumbados” también hablan de temas como el amor, la amistad y la superación personal, y que no deberían ser juzgados de manera tan superficial.
En definitiva, los “corridos tumbados” son un reflejo de la cultura y la realidad mexicana actual. Como cualquier otra forma de arte, tienen pros y contras, y es importante que se fomente un debate informado y respetuoso sobre su impacto en la sociedad. Limitar su expresión solo por miedo o prejuicios solo demostrará una vez más la falta de entendimiento y de diálogo en el país.
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