El 6 de mayo de 2019, alrededor de las tres de la tarde, la familia real británica anunciaba la llegada de uno de los bebés más esperados de los últimos tiempos: Archie Harrison Mountbatten-Windsor, el primer hijo del príncipe Enrique de Inglaterra y de su esposa, Meghan Markle, que habían contraído matrimonio algo menos de un año antes. Ahora, cuando el pequeño cumple dos años, su vida es muy distinta de lo que parecía marcar su nacimiento.
El pequeño Archie cambió todo para Enrique y Meghan, como se ha ido sabiendo poco a poco, tras la salida de los duques de Sussex de la familia real británica. Ellos mismos lo contaron en su célebre entrevista con Oprah Winfrey a principios de marzo. Desde que Markle se quedó embarazada todos los focos y críticas se pusieron en ella, y el racismo hacia su hijo aún nonato fue evidente, según su versión.
“Nos fuimos en gran parte por el racismo” fue uno de los grandes titulares que dejó la entrevista de los duques de Sussex con Winfrey. En ella contaron cómo esa discriminación llegó incluso cuando Markle estaba embarazada de su hijo, al ser ella mestiza. “Hubo preocupaciones y conversaciones sobre lo oscura que podría ser su piel cuando naciera”, aseguró la esposa de Enrique de Inglaterra, aunque ninguno de ellos quiso dar el nombre sobre quién había realizado esos comentarios. Horas después, Winfrey afirmó que ni Isabel II ni el recientemente fallecido Felipe de Edimburgo fueron quienes pronunciaron esas palabras.
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Markle ha sido víctima del racismo desde hace tiempo como ella misma ha contado en más de una ocasión. Incluso se señaló a la BBC por tratarla de malas formas. Pero en este caso las acusaciones de racismo contra ella y contra Archie daban de lleno a toda la familia real británica, abriendo una inesperada crisis en el seno de los Windsor. Además, Markle acusó a la familia real de no darles protección a ella ni a su hijo. También de arrebatarle la posibilidad de ser nombrado príncipe, algo que por otra parte sigue la norma pautada por una ley de 1917, por la cual los nietos del soberano no son príncipes, a no ser que sean descendientes directos del primero en la línea de sucesión al trono. En este caso, solo son los hijos de Guillermo, herederos del heredero.
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