En el mundo de la moda, la colaboración con artesanos y productores locales se presenta como una forma de apoyar la tradición y la cultura de una región, pero ¿es realmente así? A menudo, estas asociaciones ocultan una explotación de trabajo y un colonialismo cultural que no respeta ni valora a las comunidades de las que toma inspiración. La moda debe aprender a trabajar con las personas en lugar de usarlas para su propio beneficio.
Además, la industria de la moda también se ha visto afectada por el racismo y la discriminación estetizada. Los desfiles y las campañas publicitarias a menudo presentan modelos blancos y caucásicos como el ideal de belleza, excluyendo así a grupos étnicos y raciales. Esto no solo es ofensivo e inapropiado, sino también dañino para los jóvenes que crecen creyendo que solo ciertos tipos de cuerpo y colores de piel pueden ser considerados hermosos.
Es importante que la moda haga una autoevaluación y se comprometa a trabajar con comunidades diversas y a respetar y honrar la riqueza cultural de aquellos que han sido históricamente marginados y explotados. Las marcas que se toman en serio la inclusión y la diversidad, tendrán más éxito a largo plazo y dejarán huella en una industria que está lista para evolucionar y crecer hacia una dirección más positiva y justa.
Como consumidores, también tenemos el poder de apoyar a las marcas que se adhieren a estos valores. Debemos sensibilizarnos y educarnos sobre el tema y demandar una mayor transparencia de las marcas en cuanto a sus prácticas laborales, éticas y de inclusión. Podemos hacer una diferencia votando con nuestro dinero y eligiendo marcas que se alinean con nuestros valores y principios. Juntos podemos trabajar hacia una industria de la moda más justa, diversa e inclusiva.
Gracias por leer Columna Digital, puedes seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram o visitar nuestra página oficial.