Un reciente informe del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revela que la economía informal ha experimentado un crecimiento en 19 de los 32 estados del país. Este fenómeno, que se refiere a aquellas actividades económicas que no están reguladas por el gobierno y no forman parte del sector formal, plantea retos significativos para la economía mexicana.
De acuerdo con el informe, el estado de Puebla es el que presenta el mayor nivel de economía informal, con un 59.1%, seguido por Guerrero, Oaxaca y Chiapas. Estas cifras son preocupantes, ya que la economía informal suele estar asociada con bajos niveles de ingresos, falta de acceso a servicios de salud y seguridad social, así como una mayor vulnerabilidad laboral.
El crecimiento de la economía informal puede atribuirse a diversos factores, como la falta de oportunidades en el mercado laboral formal, la incapacidad de las autoridades para regular y supervisar estas actividades, así como la informalidad en la contratación de empleados y la evasión de impuestos.
Es importante que las autoridades tomen medidas para abordar esta problemática, ya que la economía informal no solo representa un obstáculo para el desarrollo económico del país, sino que también afecta la recaudación de impuestos y la calidad de vida de los trabajadores informales. Promover la formalización de empleos, mejorar el acceso a la educación y capacitación laboral, así como implementar políticas que fomenten el emprendimiento y la creación de empresas formales, son algunas de las estrategias que podrían contribuir a reducir la economía informal en México.
En resumen, el crecimiento de la economía informal en 19 de los 32 estados del país es un fenómeno preocupante que plantea desafíos importantes. Su impacto en la economía, el empleo y el bienestar de la población demanda la atención y la acción coordinada de las autoridades y la sociedad en su conjunto.
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