El alto precio que tendrá que pagar Isabel Díaz Ayuso por mantenerse en el poder puede calcularse reforma legal a reforma legal, y polémica a polémica, mientras habla Rocío Monasterio, la líder regional de Vox. Pasa este viernes, en la segunda jornada del debate para su investidura como presidenta de la Comunidad de Madrid, que culmina exitosamente al recibir 77 votos a favor por 57 en contra. Antes de recibir el necesario apoyo de la extrema derecha, Monasterio le recuerda a Díaz Ayuso que peleará a cara de perro cada votación de la legislatura: “ley a ley” puntualiza. Que a cambio de su apoyo aspira a reventar consensos largamente peleados (pide derogar la ley contra la violencia de género y la LGTBI, o cerrar Telemadrid). Y que está dispuesta a todo: pone en la diana a Serigne Mbayé, diputado de Podemos.
“¿Qué le ha ofrecido Vox?”
Así lo expresa García, de Más Madrid. “A esta hora usted todavía no nos ha dicho qué le ha ofrecido a Vox”, dice la nueva jefa de la oposición, sentada frente a Díaz Ayuso. “¿El cierre de Telemadrid? ¿La apología del racismo en los colegios como ha hecho la señora Monasterio? ¿Cuál es el precio a pagar?”, se pregunta. “Los madrileños merecemos saberlo”.
En la misma línea argumenta la coportavoz de Podemos, Alejandra Jacinto. “Dice que difiere de Vox, pero le da las gracias por el apoyo”, le reprocha a Díaz Ayuso. ¿En qué difiere usted de la señora Monasterio? ¿Del racismo y del clasismo que se ha escuchado en esta Cámara?.
Una inquietud que comparte Jalloul, del PSOE, mientras la izquierda se prepara para lo inevitable: “Tiene usted la mayoría que buscaba, una mayoría con la ultraderecha. Tiene usted lo que quería: ese acuerdo del que huyen avergonzadas todas las derechas europeas. Esos serán sus compañeros de viaje”.
El viaje comienza este viernes, y estará lleno de curvas. El PP necesita a Vox para gobernar. Vox tiene que apoyar al PP porque lo contrario no lo entenderían sus votantes. El PP y Vox compiten por seducir a los mismos electores. Y con las elecciones de 2023 ya en el horizonte, así arranca el Gobierno de Díaz Ayuso: partido entre el poder omnímodo que aparenta tener la presidenta, y la realidad de su dependencia de Monasterio.