Gustavo no puede oír la música pero, sí sentirla. Su deseo por bailar superó su discapacidad y lo llevó a debutar como el primer bailarín sordo en la fiesta étnica más grande de México, la Guelaguetza.
El bailarín de 20 años expresó su satisfacción con una permanente sonrisa, mientras sus pasos de baile dan vida al tradicional torero, con pañuelo en mano emocionó a los 25 mil asistentes.
Desde los 15 años practica el baile pero, esta es la primera vez que lo hace profesionalmente, y su logro llenó de inmenso orgullo a su madre, quien al pie del escenario se conmovió hasta las lagrimas.
Su compañera de baile revela la forma que encontraron para comunicarse en la danza, es a través de los dedos como la bailarina le marca el ritmo a su compañero.
Gustavo presentó su solicitud para ser parte del ensamble que representa Juchitán en la Guelaguetza pero, no recibió respuesta, fue gracias a la presión de sus compañeros que por primera vez aceptaron a un bailarín con discapacidad en este festival.
Gustavo es de los primeros en llegar a los ensayos y de los últimos en irse. La participación de Gustavo nos recuerda que el baile es una forma de expresión para todos y todas, y para hacerlo solo se requieren las ganas de sortear cualquier obstáculo en nuestro camino.
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