Los científicos alertan de que verter agua en las balsas de residuos mineros aumenta su riesgo de rotura. Un método empleado en las mayores presas del país. Situadas en la mina de cobre de Riotinto (Huelva). Que tiene 182 millones de metros cúbicos de restos (estériles) en tres colosales balsas.
Los expertos geoquímicos advierten de que para evitar desastres medioambientales por roturas de balsas como el sucedido en Aznalcóllar (Sevilla) en 1998. La clave es espesar los lodos y reducir el agua al máximo. El constante incremento de agua multiplica el riesgo de licuación. El paso de sólido a líquido del material almacenado, que dispara su presión hacia los muros, lo que podría reventar las estructuras de las balsas. Según alertan los científicos.
Desde que el yacimiento de Riotinto reanudó las extracciones en 2015, el vertido constante tiene un 65% de líquido y un 35% de sólido, según admite la propia empresa.
Las mayores balsas del país, con hasta 100 metros de profundidad y una enorme superficie de 595 hectáreas, incorporan cada año 10 millones de metros cúbicos de residuos tóxicos mediante el transporte y vertido por tuberías que a vista de pájaro generan llamativos lagos naranjas y playas grisáceas.






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