La Inclusión de Personas Trans en la Alta Dirección: Un Desafío Pendiente
En el ámbito corporativo, la inclusión de personas trans en posiciones de alta dirección continúa siendo un tema delicado y poco explorado. Juliette Greenham, quien ha sido directora financiera en el Gender Health Training Institute, relata cómo su proceso de transición a los 40 años resultó en la pérdida de su puesto de liderazgo, a pesar de su impresionante historial laboral. Aunque la empresa donde trabajaba promovía políticas inclusivas, la realidad fue muy diferente cuando se supo de su identidad de género.
Mariana Simone, coach de liderazgo en Training UpSkills, señala que dentro del entorno organizacional, la figura del director comúnmente se asocia a un hombre cisgénero heterosexual. Esta percepción genera incomodidad e inseguridad entre quienes no encajan en ese molde, lo que puede llevar a un aislamiento significativo para muchos profesionales talentosos. Se estima que cuatro de cada diez mujeres trans sufren violencia laboral, de acuerdo con la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami).
El costo emocional de no poder ser auténtico en el trabajo es alto. Un alarmante 88% de la comunidad LGBTQI+ en México enfrenta problemas de estrés, mientras que un 64% experimenta angustia, miedo o ansiedad, según datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi). La presión de ser constantemente "políticamente correcto" o de ocultar detalles personales puede llevar a un deterioro mental severo. Los comentarios inofensivos en apariencia, como preguntar por la "esposa" de alguien, se convierten en una fuente de estrés, especialmente para quienes aún no están listos para salir del armario en un entorno laboral.
Greenham comparte cómo, antes de su transición, había tenido un puesto destacado en la dirección y se sentía constantemente ansiosa por ocultar su verdadera identidad. Se obligaba a participar en chistes homofóbicos y transfóbicos para encajar. Sin embargo, una vez comunicada su transición, la situación experimentó un cambio drástico. A pesar del apoyo inicial de su director regional, el ambiente se volvió hostil tras su retiro, resultando en su despido bajo el pretexto de una "reestructuración".
Con un panorama en el que la comunidad LGBTQI+ sigue estando subrepresentada en la alta dirección, la falta de directivos trans es notoria. Las expertas aportan que es crucial que las empresas no solo adopten un discurso inclusivo, sino que también implementen un entorno que propicie la seguridad psicológica, donde todos los empleados, independientemente de su identidad de género, se sientan valorados y respetados.
Cambiar la cultura organizacional es esencial. Se recomienda priorizar las habilidades y talentos, dejando atrás los estereotipos. La implementación de políticas claras en relación al tratamiento de los temas de inclusión debe ser un compromiso desde la alta dirección, ya que sin su apoyo, cualquier iniciativa intermedia puede resultar perjudicial.
Este contexto pone de relieve un desafío persistente: crear un entorno donde las personas LGBTQI+ no solo puedan ser quienes son, sino que también puedan sobresalir en sus carreras sin temor a represalias. La verdadera inclusión requiere un esfuerzo colectivo y sostenido que trascienda la mera política de imagen. Las organizaciones tienen la responsabilidad de fortalecer la cultura de respeto y aceptación en todos los niveles, asegurandoque nadie deba ocultarse para "encajar".
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