El presidente de EE UU, Joe Biden, ha calificado este martes las acciones instigadas por su homólogo ruso, Vladímir Putin, en Ucrania de genocidio, un término que hasta ahora la Administración que dirige había evitado. “Cada vez está más claro que Putin solo pretende una cosa, erradicar la posibilidad misma de ser ucranio”, declaró el mandatario a los periodistas que cubrían su visita a Menlo (Iowa). Su homólogo ucranio, Volodímir Zelenski, que ha usado el concepto repetidamente, elogió en la red social Twitter las palabras de Biden y reiteró su petición a los aliados de más armas para defenderse.
La escalada retórica de la Administración de Biden supone un paso más en las acusaciones que Washington dirige contra Rusia, a cuyo Ejército había atribuido hasta ahora la comisión de crímenes de guerra en Ucrania. Pero la consternación mundial por los asesinatos en masa de civiles resuena en el nuevo discurso de la Casa Blanca. En concreto, la matanza de civiles en la estación de Kramatorsk, que causó más de 50 víctimas mortales, una semana después de la aparición de decenas de cuerpos maniatados y ejecutados en Bucha.
Preguntado el pasado lunes si las ejecuciones de Bucha le parecían un genocidio, el mandatario respondió entonces: “No, creo que es un crimen de guerra”. Ese mismo día, el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, dijo que la Administración aún no había catalogado como genocidio las matanzas de Ucrania, mientras sugería la necesidad de un proceso para llegar a tal determinación.
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