Tras ganar el Premio a Mejor Guion en el Festival Internacional de Cine de Venecia, la película Blanquita, de Fernando Guzzoni, fue confirmada como la representante chilena para la categoría de Mejor Película Internacional de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, cuya próxima ceremonia se realizará el 12 de marzo de 2023 en Los Ángeles.
Fueron los miembros de la Academia de Cine de Chile quienes eligieron el largometraje, una coproducción de varios países, entre ellos México, a través de Pablo Zimbrón con su compañía Varios Lobos, además de tener la participación de varios mexicanos como parte de su equipo técnico.
“Fue un escándalo sexual y político muy mediático en Chile y yo hice una investigación muy profunda de los documentos oficiales, entrevistas a personas que estuvieron relacionadas con el caso, eso me permitió construir el guión, de este caso donde miembros de la élite estuvieron abusando sexualmente de niños en una organización ilícita, similar a la que hemos visto con Jeffrey Epstein”, dice el realizador en entrevista.
“Hubo un proceso judicial, pero como muchas veces ocurre en nuestros países, la justicia operó con un sesgo de clase y de género y las víctimas terminaron en la cárcel y el político involucrado terminó libre. La película revisita este hecho súper emblemático, que plantea la idea universal sobre la asimetría con la que funcionan la justicia y las instituciones en países como el nuestro, donde las instituciones construyen sujetos de primera y segunda categoría, como si sólo alguno pudieran acceder a la justicia”.
Guzzoni decidió ubicar la trama en la época actual, como un comentario acerca de que la desigualdad sigue existiendo. El caso fue un suceso mediático entre 2004 y 2005. Quiso, dice, “plantear que incluso en medio de una revolución en marcha como la tercera ola feminista, las estructuras de poder hegemónicas consolidan estas injusticias que pareciera que se siguen perpetuando”.
El director reconoce que abordar estos temas es complejo, “para no generar revictimización, ni tampoco miradas oportunistas, siempre fue un objetivo construir los grises del caso donde la protagonista es una especie de vocera de los niños abusados, como una suerte de heroína, pero con una doble moral, son personajes complejos, la película plantea una interpelación ética al espectador, pero sin maniqueísmos”.
Gracias por leer Columna Digital, puedes seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram o visitar nuestra página oficial.
La nota precedente contiene información del siguiente origen y de nuestra área de redacción.