El Comité Cívico de Bolivia tomo una decisión este viernes que paraliza al país , una plataforma vecinal que centraliza a todas las organizaciones locales del departamento. Los cruceños protestan con un paro de 24 horas contra la detención, el pasado 28 de diciembre, de su gobernador, Luis Fernando Camacho. El político ultracatólico ha sido acusado de haber conspirado para derrocar a Evo Morales y sustituirlo por un “gobierno cívico-militar” en noviembre de 2019. Un juez de medidas cautelares dictó “detención preventiva” de cuatro meses en su contra. Camacho permanecerá en una prisión de alta seguridad de La Paz, la capital política de Bolivia, a donde fue enviado inmediatamente después de su captura en Santa Cruz de la Sierra.
Según una encuesta, el 60% de los bolivianos reprueba la detención. Se han reportado compras compulsivas y largas filas ante los surtidores de gasolina en varias ciudades ante la posibilidad de que estalle una oleada de protestas. “Nunca me voy a rendir; los cruceños seguimos luchando hace muchos años contra el abuso del masismo. Esta es una lucha por la democracia y la libertad, una lucha por Bolivia. A los bolivianos que me escuchan: no dejemos que el masismo imponga una dictadura como en Venezuela y Cuba”, declaró Camacho en el acto judicial. Aludía al Movimiento al Socialismo (MAS), el partido oficialista que ha planteado la acusación en su contra, y que está en el poder en Bolivia desde 2006, con un intervalo el año 2020.
En noviembre de 2019, Morales cayó en medio de una crisis política que algunos interpretan como un golpe de Estado y otros como una revuelta popular en contra de un fraude en las elecciones que acababan de ocurrir ese año. Para los primeros, Camacho no solo lideró los bloqueos de calles con pititas, sogas delgadas, que detuvieron el funcionamiento del país para lograr la renuncia del presidente, sino que es culpable de coordinar con miembros de la policía el motín que estalló en esta institución y que determinó la suerte de Morales. Las piezas principales de la acusación son dos declaraciones de Camacho. En una este afirma que su padre, un importante empresario, fue quien “arregló con los policías” el apoyo de estos al levantamiento contra Morales. En otra, emitida inmediatamente después de la renuncia del presidente izquierdista, pidió que este fuera sustituido por una “junta cívico-militar”. En ese momento, él era el presidente del Comité Cívico de Santa Cruz, así que pensaba participar en tal gobierno.
Para los defensores del gobernador, la mayoría de los cuales vive en Santa Cruz, este expresó valerosamente la furia del pueblo contra el fraude electoral, se hizo legendario al vencer a un presidente tan fuerte y determinado como Morales y ahora es el legítimo portavoz de la identidad cruceña, que se diferencia claramente de las otras identidades nacionales. Esto último le ha impedido extender el sólido respaldo electoral del que goza en su región (cuya gobernación ganó en marzo de 2021 con el 55% de los votos) al resto del país, donde el electorado de oposición prefiere líderes menos regionalistas. En este momento todas las fuerzas contrarias al MAS están alineadas detrás de la exigencia de que Camacho sea liberado.
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