México cuenta con medidas de contingencia para atender los daños ocasionados por los huracanes. Desde el año 2006, el país cuenta con un sistema de seguros catastróficos que busca reducir los efectos de los desastres naturales. En concreto, este sistema proporciona la financiación necesaria para la gestión de emergencias, la atención médica y la reconstrucción de viviendas y edificios dañados.
El sistema es financiado por el gobierno mexicano mediante bonos catastróficos emitidos a nivel internacional. Estos bonos son contratos financieros que se activan automáticamente cuando un evento catastrófico afecta a una región determinada. De esta manera, se pueden obtener los recursos necesarios para hacer frente a las emergencias.
La ventaja de este sistema es que permite una respuesta rápida y efectiva ante las emergencias. Además, gracias a la obtención de los recursos de manera anticipada, es posible implementar medidas preventivas antes de que el evento ocurra. También se busca reducir los costos generados por los daños, lo que reduce la carga para el gobierno mexicano y los contribuyentes.
El sistema ha sido implementado con éxito en distintas ocasiones, como en el caso del huracán Patricia en 2015 y los sismos de 2017. En ambos casos, el sistema permitió una respuesta eficaz a las emergencias y la rehabilitación de las zonas afectadas.
En definitiva, México ha avanzado en la gestión de emergencias y en la implementación de medidas preventivas ante los desastres naturales. Este sistema de seguros catastróficos es un ejemplo de cómo es posible reducir los efectos de los desastres y proteger a la población ante eventos impredecibles.
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