La policía del Senado de Brasil abrió este martes una investigación contra Celso Rocha de Barros, un relevante columnista, por un artículo de opinión publicado en el periódico Folha de S. Paulo, donde escribió “esperemos que la CPI (la comisión parlamentaria que investiga la gestión gubernamental de la pandemia) haga su trabajo y mande al presidente a la cárcel”. Dos senadores aludidos denunciaron al opinador por atentado contra el honor y la policía lo llamó a declarar. Es el caso más reciente de un clima de hostilidad hacia los críticos que se ha traducido, desde que el ultraderechista Jair Bolsonaro llegó al poder, en un goteo de denuncias contra profesores, periodistas, activistas, científicos y hasta un famoso youtuber.
Las querellas, procedentes de la órbita del bolsonarismo, suelen activar auténticos linchamientos en redes sociales, incluidas amenazas de muerte y, en el caso de las mujeres, también de violación. Tras días o semanas, muchas de las investigaciones son archivadas. Un desenlace que no sorprende a otro denunciado reciente, Conrado Hubner, profesor de derecho constitucional en la Universidad de São Paulo, columnista y tuitero con 61.000 seguidores. “Es un intento de instrumentalizar la justicia para intimidarnos”, explicó este martes en una entrevista por videollamada. “El objetivo no somos nosotros (los investigados), sino la comunidad académica, la comunidad de los críticos. Intentan desgastar a sujetos específicos, pero sobre todo, y mucho más importante que los casos particulares, es el silenciamiento colectivo y difuso, lo que esos casos generan en los otros. El efecto es la autocensura”, dice este investigador del Centro de Análisis de la Libertad y el Autoritarismo.
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