Si te toca cocinar esta Navidad y tú solo quieres estar en el sofá viendo los especiales de los Muppets y Snoopy, a continuación te ofrecemos los trucos y atajos para ahorrar horas de cocina, ya que a veces lo que menos tenemos es tiempo.
Crema de marisco Aneto
Si los caldos de Aneto son la versión más parecida al casero que puedes comprar en el supermercado, esto es exactamente lo mismo pero en versión crema de marisco. No es barata, pero teniendo en cuenta que está hecha con marisco de verdad, está buenísima y con un litro tienes un entrante para tres personas. Además de como crema tal cual -que puedes rematar con unas gambas peladas ligeramente salteadas, un poco de huevo duro picado, por ejemplo- sirve para marcarse un arroz caldoso o como salsa de un guiso de pescado, porque es sabrosísima.
Caldo de cocido refrigerado de Ametller Origen
¿Te apetece una escudella catalana o una sopa de cocido de cualquier otra región de España para Navidad, pero pasas total del Cristo de cocer y comerte después los 300 ingredientes que suelen llevar? Mikel López Iturriaga -que ya inventó el jetapostre y ahora trae la jetasopa- tiene un consejito: “Échale morro y tira de este caldo refrigerado, que con añadirle unos galets (pasta en forma de concha) o unos fideos, los tragaldabas de tus familiares no notarán la diferencia”. Si quieres potenciar su sabor, recomienda reducirlo un poco al fuego (sin pasarte, dejar un litro en 3/4 ya está bien). “Para darle tu toque personal, siempre puedes añadirle un chorrillo de jerez o alguna especia o hierbecilla: un puntito de hierbabuena hace milagros en los caldos”.
Cebolla caramelizada Hida
Aunque la excesiva presencia de esta preparación en todo tipo de cartas durante unos años nos pueda haber hecho cogerle una cierta tirria -igual que al rulo de cabra-, la verdad es que tiene muchísimas aplicaciones (y hay que tener tiempo y paciencia para prepararla en casa). La de Hida lleva un poco de azúcar y algo de vinagre, que le dan un toque como de mermelada agridulce -tipo chutney- que casa muy bien tanto con una tabla de quesos como en una vinagreta o un tartar de salmón. Servir una cucharada para acompañar algunas de las carnes y aves típicas de estas fechas -desde cochinillo o cordero hasta pato o pularda- puede aportar un contraste interesante.
Sopa juliana de Trevijano
“Simplemente añadiendo agua hirviendo y un chorro de aceite de oliva, estas verduras deshidratadas sin ningún tipo de añadido se transforman en una sopita para salir del paso”, nos chiva Mikel López Iturriaga. “Pero no hay por qué detenerse ahí: el resultado lo puedes usar como caldo instantáneo en cualquier tipo de sopa más compleja, en una crema finolis, en un guisote navideño o en un potaje de legumbres. Para unas carrilleras estofadas, por ejemplo, es el líquido de cocción perfecto”. También puedes añadir un par de cucharadas a un guiso de legumbres si tienes el verdulero pelado -o pereza-, y para una sopa o salsa de pescado, tienes la opción de usar su sopa juliana de mar, que es igual pero con alga wakame.
Carquiñolis
¿Qué pinta un dulce de sobremesa en esta lista? Iñaki Aldrey, jefe de cocina del restaurante Atempo de Jordi Cruz, te lo cuenta: “Con este único ingrediente puedes hacer una picada perfecta para dar cuerpo y sabor a guisos de ternera, cerdo, aves e incluso caza”. Para empezar, puedes añadir un poco bien picado en el clásico pollo con ciruelas pasas: combinado con vi ranci queda muy sabroso. “También pueden usarse como aglutinante -troceados y mojados en leche- en farsas y rellenos de aves, muy tradicionales estos días”. ¿Más ideas? Añade algunos en una tabla de quesos: los crackers con toques dulces y frutos secos quedan buenísimos con quesos de pasta blanda como el brie o Camembert, y lo que tenemos entre manos se les parece bastante.
Caldos liofilizados de Mi Caldo
La liofilización es un proceso a través del cual podemos conseguir polvo de un líquido evaporándolo. El agua se va, el sabor se queda y 30 gramos de caldo en polvo de Mi Caldo se pueden volver a convertir en un litro de sabroso líquido. De carne, de pollo, de verduras, para paella, de pescado o de marisco, preparados en Menorca solo con los mismos alimentos que le pondríamos en casa (y un poquito de harina de arroz para darle textura). Gracias a su formato dura mucho tiempo, y puedes usar solo la cantidad que necesites, algo muy práctico para usarlo no solo como caldo, sino también como potenciador del sabor para guisos, salsas -una puntita del de marisco en una mayonesa la convierte en estratosférica, y con el de carne puedes hacer una salsa española exprés- y estofados.
Sofritos de Cuick
Tomate, cebolla, aceite de oliva virgen extra, ajo y el ingrediente más preciado: tiempo, eso es lo que le pone esta marca a sus sofritos. “El de tomate o el de cebolla no sólo te ahorran siglos en la cocina, sino que dan a cualquier plato ese sabor profundo que sólo se consigue caramelizando esos ingredientes a fuego suave durante largo tiempo”, apunta Mikel López Iturriaga. “Usándolos en cualquier salsa que vayas a preparar, son 45 minutos menos y garantía de gustarraco al comer lo que hayas guisado”, incluida la posibilidad de zamparte un arroz seco en poco más de 20 minutos. ¿Hemos dado con el famoso milagro de la Navidad? Posiblemente, porque también tienen una serie de picadas de pistacho, piñón, ñora y azafrán para dar el toque final a guisos y estofados (aunque también sirven para hacer vinagretas o aliños).
Pisto con tomate de Los Palacios
Otra maravilla al alcance solo con abrir un bote: el pisto casero de Los Palacios, donde el tomate, la cebolla, el calabacín, la berenjena y los pimientos rojos y verdes han estado un buen rato retozando a fuego lento en un baño de aceite de oliva virgen extra. El resultado, un combo de verduras bien pochadas -casi caramelizadas- sobre el que puedes posar una suprema de buen rape, merluza o el pescado que prefieras, y ya tienes un plato de fiesta. ¿Qué te va más la carne? Pues haz lo mismo con un solomillo de cerdo, o ponle un chorrito de vino blanco y úsalo para estofar unas codornices cortadas en cuartos.
Currys preparados de Pataks
Antonio Luna, anglomexicano al frente de las taquerias Taco Alto, saca su lado más inglés y confiesa haber usado más de una y dos veces los currys preparados de la marca Pataks, una versión lista para cocinar que nos permite poner ingredientes típicamente navideños en la mesa en una versión un poco más exótica. “Con su Korma puedes hacer un curry de gambas, langostinos o pescado en cuestión de minutos, el tradicional cordero puede ir en un Tikka massala y el pollo servirse con el Tandoori. Solo te faltará un arroz aromático como el jazmín o el basmati y una raita de pepino y yogur y ya tienes una cena riquísima”. También puedes usarlos para aromatizar purés de verduras densos -o de patata con cosas- que vayan a servir de lecho a la proteína principal.
Caldos vegetales de Guimarana
Marta Martínez, al frente de la web Mi Dieta Vegana y autora de tres libros -el último se llama Cocina vegana fácil y va exactamente de eso-, se declara incondicional de los caldos vegetales de la marca Guimarana “estilo carne, pollo y pescado, por el tema trampantojo fácil”, que utiliza para hacer arroces o fideuàs, sopas exprés o dar un punto a cremas de verduras. ¿Cómo consiguen hacer caldos veganos que recuerden a estos sabores? Pues usando especias, extractos de levadura y aromas (como hacen la gran mayoría de los no veganos). “¿Si son tan veganos, para qué quieren caldo que sepa a animales?”. Porque si no los lleva, lo pueden comer, así de sencillo.
Umami de mar de Sosa
Su nombre suena mucho más complicado y místico que lo que es: moluscos y sus jugos deshidratados y convertidos en un polvo que aporta un intenso sabor a mar. Tiene múltiples aplicaciones: potenciar el sabor de un guiso de pescado o marisco que haya quedado un poco soseras, darle un toque extra a la bechamel de unas croquetas de calamares, al all i oli de una fideuà, al caldo de un arroz o a la salsa de unas albóndigas con sepia. Pero para lo que más lo he usado en la vida es para preparar una versión casera -mucho más barata y sostenible- de una adictiva bebida llamada Clamato, a base de zumo de tomate, almejas y especias que sirve para preparar cócteles como el bloody mary y también para la michelada mexicana. Una cucharada rasa de este umami en un litro de zumo de tomate y el Clamato está servido.
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