Caminar ha sido ampliamente reconocido como un ejercicio beneficioso no solo para mantener una buena salud, sino también por su accesibilidad, especialmente para aquellos que enfrentan dificultades para realizar otras formas de actividad física, ya sea por su edad o por su estilo de vida. A pesar de esto, persiste un antiguo debate: ¿es más beneficioso caminar a un ritmo relajado o es necesario hacerlo rápidamente para aprovechar al máximo las ventajas de esta actividad?
Los expertos concuerdan en que, siempre que no haya lesiones que puedan agravarse, cualquier actividad física, incluso en pequeñas cantidades, supera a la inactividad. Por lo tanto, es claro que caminar despacio es preferible a no caminar en absoluto. No obstante, se sugiere que, cuando sea posible, aumentar la velocidad puede traer mayores beneficios.
Caminar tiene un impacto positivo en la salud de diversas maneras. La salud cardiovascular es, probablemente, uno de los aspectos más destacados que se beneficia de una caminata regular. Sin embargo, no es el único. Estudios han mostrado que caminar puede contribuir a un menor riesgo de enfermedades como la diabetes y, además, puede ofrecer beneficios psicológicos, como la reducción del estrés y la mejora de la concentración, especialmente cuando se realiza en entornos naturales.
La discusión sobre los beneficios de caminar a un ritmo acelerado también es relevante. En un estudio publicado en 2024 en la revista Atherosclerosis, que incluyó a casi 20,000 participantes durante un período de 9.4 años, se encontró una relación inversa entre la velocidad al caminar y el riesgo de mortalidad y enfermedades cardiovasculares.
Los estudios que analizan esta relación son variados. Por ejemplo, uno publicado en 2016 en Ageing Research Reviews encontró que la velocidad del andar podría estar vinculada al deterioro cognitivo, aunque no se estableció una relación causal clara, pudiendo ser el deterioro cognitivo lo que influye en la velocidad al caminar.
Cuando se habla de perder peso, este factor se convierte en un aspecto crucial puesto que está relacionado con numerosos riesgos de salud. Si el objetivo es adelgazar, aumentar la velocidad al caminar puede ser eficaz. Recientes investigaciones han sugerido que la genética también desempeña un papel importante en la efectividad del ejercicio a la hora de perder peso, según un estudio de 2024 en Sports Science & Medicine.
En conclusión, caminar representa un ejercicio accesible y saludable. Sin embargo, la evidencia científica sugiere que aumentar el ritmo puede maximizar los beneficios derivados de esta actividad. Aunque caminar lentamente puede ser un primer paso hacia un estilo de vida más activo, lo ideal es fomentar la rutina de acelerar el paso, permitiendo así avanzar en la búsqueda de una vida más saludable.
Para aquellos interesados, la noción de realizar 10,000 pasos diarios ha sido cuestionada. La ciencia ha venido aportando nuevos conocimientos que podrían redefinir ese número óptimo para la salud.
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