La exposición ganadera de 2024, un evento de gran importancia para el sector productivo en Sinaloa, ha sido cancelada debido al creciente clima de violencia que afecta a Culiacán y sus alrededores. Este encuentro, que tradicionalmente reúne a ganaderos, productores y empresarios del campo, se esperaba que fuera una plataforma para exhibir avances en la industria pecuaria y fomentar el intercambio comercial en un contexto donde la agricultura y la ganadería son pilares económicos del estado.
La decisión de cancelar la expo no solo refleja las preocupaciones de seguridad ante la incesante ola de violencia, sino que también destaca el impacto que esto tiene en la economía local. Culiacán, conocido por su actividad agrícola, se ha visto en el centro de conflictos que, en ocasiones, transcienden a lo público y afectan la vida cotidiana de sus habitantes. Empresas y productores se enfrentan a un panorama incierto, donde la seguridad se convierte en un factor determinante para la realización de eventos que involucran grandes concentraciones de personas.
Además, esta situación no es aislada. A nivel nacional, eventos similares han sufrido interrupciones como respuesta a condiciones de seguridad que ponen en riesgo a participantes y asistentes. La industria agropecuaria ha sido una de las más afectadas por la violencia, y la falta de espacios seguros para la promoción de productos dificulta el crecimiento y desarrollo del sector.
Las organizaciones de productores, que han generado un vínculo cercano con la comunidad económica local, han expresado su frustración y preocupación. Su capacidad para planificar y llevar a cabo actividades que beneficien al campo se ve minada por la violencia, lo que limita las oportunidades de negocio y la mejora continua de las prácticas agrícolas y ganaderas.
La cancelación de la expo no solo representa una pérdida para los productores, sino que también envía un mensaje claro sobre la necesidad de una respuesta coordinada por parte de las autoridades para restaurar la seguridad en la región. A medida que el sector ganadero espera tiempos más pacíficos para retomar actividades, la situación actual plantea interrogantes sobre cómo se puede lograr un equilibrio entre la celebración de eventos significativos y la salvaguarda de la vida y la integridad de los participantes.
En un contexto donde la violencia parece opacar la vitalidad de la agricultura y ganadería, se hace imperativo que distintos actores, desde el gobierno hasta las comunidades, trabajen en conjunto para crear un entorno donde la seguridad y el desarrollo productivo puedan coexistir. La esperanza de retomar eventos que fortalezcan lazos comerciales y fomenten la unidad entre los productores sigue viva, pero requerirá un esfuerzo colectivo para materializarse.
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