Las defensas de los cuatro acusados por el asesinato del concejal de IU de Llanes Javier Ardines han basado este viernes sus alegatos finales en la falta de pruebas biológicas de ADN y la ausencia de testigos directos que los incriminen y han pedido al jurado popular que busque la “verdad judicial” y dicte un veredicto de no culpabilidad.
La Audiencia de Oviedo
Ha celebrado este viernes la última sesión del juicio con jurado popular que se sigue contra Pedro Nieva. Acusado de encargar el crimen por celos tras descubrir que su mujer y el concejal mantenían una relación secreta; Djilali Benatia y Maamar Kelii, como supuestos sicarios, y Jesús Muguruza, como intermediario.
En el informe de conclusiones, las cuatro defensas han solicitado al tribunal popular que tenga en cuenta la diferencia que existe entre las pruebas objetivas y las conjeturas de los investigadores porque han recordado que en este caso no se trata de “dar satisfacción a la familia del concejal asesinado” sino en alcanzar la verdad judicial.
En varias ocasiones han repetido que no existe una sola prueba directa que confirme la presencia de los acusados en la parroquia llanisca de Belmonte de Pría el 16 de agosto de 2018. Cuando el edil sufrió la emboscada que le costó la vida. Las defensas han reiterado las “coincidencias y similitudes” que, a su juicio, presenta el asesinato del concejal con el caso de la joven Rocío Wanninkhof que mantuvo a Dolores Vázquez 18 meses en prisión como presunta autora de la muerte pese a su inocencia. En ambos asesinatos, la investigación corrió a cargo de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.
Un “flagrante error de la UCO”
En palabras de los letrados, que demostraría que la investigación no fue correcta, entre otras cuestiones. Por haber centrado desde un principio las sospechas en Pedro Nieva. Como presunto inductor por no superar la infidelidad de su esposa con el edil y no haber seguido otros focos de conflictos de la víctima.
Las defensas han reprochado que los agentes dieran un “trato de favor” a la mujer cuyo ADN fue hallado en la escena del crimen, al informarla previamente sobre la presencia de su perfil genético en el cuerpo, la ropa y el volante del coche del concejal. Y en una de las vallas utilizadas en la emboscada y a la que descartaron como sospechosa, al afirmar ella que mantuvo relaciones sexuales con el edil la víspera por la tarde.
Un descarte que también ampliaron a su entorno ya que, según las defensas, no solo no se cuestionaron la versión de esta mujer de que el ADN. Podía haber sido transferido en una relación sexual con la víctima la víspera del crimen. Sino que tampoco investigaron si su compañero “podía ser celoso, posesivo y dominante”, como dibujaron el perfil de Pedro Nieva.
Pedro Nieva
Estas líneas no se investigaron porque, según el abogado defensor de Pedro Nieva el objetivo era culpar a su defendido por enviar una grabación a la viuda e hija de Ardines que confirmaba la infidelidad de su mujer con el concejal. Aunque su comportamiento “no encajaba”, ha subrayado, al no haber borrado conversaciones, ni mensajes y no haberse buscado una coartada.
El abogado defensor del hombre señalado en la investigación como intermediario, Jesús Muguruza, ha subrayado que el principio de presunción de inocencia está “intacto”. Porque “no se ha tocado, ni rozado, ni alterado” por la más mínima prueba.
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