El caso Pujol tiene fecha de nacimiento oficial: el 25 de julio de 2014, cuando el expresidente de la Generalitat Jordi Pujol anunció la existencia de cuentas opacas de su familia en Andorra. Pero en aquella confesión influyó también el resultado de una labor oculta y silenciosa que, previamente, habían desarrollado policías a las órdenes del Ministerio del Interior. El sumario del caso Villarejo revela ahora más detalles de esas maniobras. A lo largo de 2012, el comisario José Manuel Villarejo se hizo pasar por abogado para grabar sus entrevistas con Javier de la Rosa —el empresario “modelo” para Pujol— y con Victoria Álvarez —examante del primogénito—, que sirvieron para preparar las denuncias. La familia insiste en que esta nueva documentación avala su tesis de que la investigación está contaminada y así lo esgrimirán en el juicio que se celebre contra el clan en la Audiencia Nacional, todavía pendiente de fecha.
Villarejo, epicentro de una macrotrama de corrupción policial e integrante de la policía patriótica activada en Interior durante la etapa de Jorge Fernández Díaz (PP) como ministro de Mariano Rajoy, grabó las conversaciones que mantuvo con De la Rosa y Álvarez. La transcripción de aquellas reuniones, incorporadas al caso Villarejo, evidencia cómo se gestaron sus denuncias, génesis de la causa judicial contra el hijo mayor, Jordi Pujol Ferrusola, que abrió el camino para investigar al resto de la familia. El comisario también apuntó sus minuciosas maniobras en sus agendas.
De la Rosa fue el primero en disparar. A finales de noviembre de 2012, presentó una denuncia ante la Policía en la que acusaba a Pujol de haberle amenazado y de tener cuentas en el extranjero. Según el financiero, el expresident le acusó de haber filtrado a El Mundo una información que el diario tituló así en portada: “La Policía vincula cuentas en Suiza de Pujol y Mas con la corrupción de CiU”. En la denuncia, detalló que los Pujol disponían de un patrimonio opaco de 165 millones de francos suizos. Dos meses más tarde, lo negó todo cuando fue llamado a declarar en el juzgado. Se limitó a decir que, en 1991, con Pujol en el poder, le había presentado al dueño de la banca Lombard de Suiza. ¿Mintió antes o mentía entonces? ¿Qué había pasado?
Según la documentación incorporada al caso Villarejo, el comisario se entrevistó con el financiero catalán para lograr su colaboración y preparar la denuncia formal. De la Rosa muestra un conocimiento enciclopédico de los secretos de la familia. En los audios, por ejemplo, cuenta cómo fue su encuentro con el president tras la publicación de El Mundo. “Me llama Carmen Alcoriza, secretaria de Pujol de toda la vida y me dice: ‘El presidente quiere verte en un bar al lado de casa, el Moroni, ahí al fondo”. Según su versión, el expresidente le montó “un cirio” y le dijo que debía sentirse “controlado y vigilado”.
Aquella entrevista, fechada el 29 de noviembre de 2012 (el mismo día que presenta su denuncia ante la Policía), fue más allá de las cuentas suizas, cuya existencia se descartó en la investigación del caso Pujol. “Estoy dispuesto a contar todo, a dar los detalles, de temas mucho más graves y tú los administras como te dé a la gana. (…) Cuento lo de los 1.480 millones que le di de Grand Tibidabo”, le dice a Villarejo sobre el desfalco de esa sociedad en los años noventa, que le valió a De la Rosa una condena a tres años de cárcel. La Audiencia llegó a investigar si la descapitalización de Grand Tibidabo —que arruinó a miles de pequeños accionistas— estaba detrás del origen de la fortuna andorrana de los Pujol, pero las pesquisas no llegaron a buen puerto.
La nota precedente contiene información del siguiente origen y de nuestra área de redacción.