A mediados del siglo XX, el científico Stanley Miller llevó a cabo un experimento que se convirtió en un hito dentro de la investigación sobre el origen de la vida. Su trabajo consistió en crear compuestos orgánicos simples a partir de gases inorgánicos en una simulación de las condiciones primordiales de la Tierra. Sin embargo, su investigación dejó una importante pregunta sin respuesta: ¿cómo se hace la transición de materia inerte a células funcionales? Esta interrogante sigue siendo un tema de debate en la comunidad científica, y recientes investigaciones publicadas en Nature Chemistry han dado un paso crucial hacia su esclarecimiento.
Un equipo de la Universidad de California en San Diego, bajo la dirección de Neal Devaraj, ha logrado una hazaña que anteriormente se consideraba imposible: la creación de membranas celulares sintéticas que sostienen un metabolismo químico funcional, utilizando únicamente componentes abióticos. Este avance, que incluye la colaboración del investigador Roberto J. Brea del Centro de Investigaciones Científicas Avanzadas (CICA) de la Universidad de A Coruña, destaca la contribución de la ciencia española en uno de los campos más innovadores de la biología sintética. Este descubrimiento no solo promete una mayor comprensión sobre los orígenes de la vida en la Tierra, sino que también abre posibilidades para el desarrollo de tecnologías biomiméticas y aplicaciones médicas a largo plazo.
Al explorar la pregunta fundamental sobre los orígenes de la vida, los científicos han enfrentado el reto de recrear sistemas que, sin ser biológicos, puedan compartir propiedades esenciales con los seres vivos. Durante años, se han desarrollado vesículas lipídicas que imitan el papel de las membranas celulares, lo que representa sólo uno de los tres elementos fundamentales que caracterizan a los organismos vivos: compartimentación, metabolismo y selección. Hasta este momento, el metabolismo era el gran ausente. Este es el conjunto de reacciones químicas que permite a una célula crecer, repararse y responder a su entorno.
El nuevo estudio marca un hito al activar un sistema metabólico funcional dentro de una membrana abiótica. Utilizando una red química básica pero eficaz, el equipo ha logrado generar y repetir un ciclo químico: a través de un combustible químico activador, los investigadores facilitan la unión de ácidos grasos y lisofosfolípidos, que forman así los fosfolípidos, componentes fundamentales de las membranas celulares. Este sistema es dinámico y puede descomponerse y reformarse, replicando un proceso que podría haber sido crucial en las primeras etapas de vida.
Lo realmente singular de esta investigación es que las membranas sintéticas no son estructuras estáticas, sino que poseen plasticidad, adaptándose, creciendo e incluso dividiéndose bajo condiciones adecuadas. Esto es fundamental dado que, como menciona Devaraj, “las células sin una red metabólica están atrapadas; no pueden remodelarse ni crecer.” Con este experimento, se abre la puerta a la comprensión de cómo las primeras células primitivas, antes de que existieran ADN o proteínas, pudieron haber tenido un metabolismo básico.
Aunque centrada en el origen de la vida, esta investigación también tiene implicaciones más amplias. La habilidad de diseñar células artificiales con funciones mínimas podría transformar campos como la biofabricación, la medicina y la remediación ambiental. Desde cápsulas que liberen medicamentos de forma controlada hasta sensores que imiten el comportamiento de células vivas, el horizonte se expandirá con el tiempo. Además, dado que estos sistemas no dependen de materiales biológicos reales, ofrecen un control más preciso, evitando riesgos asociados con la manipulación genética.
El equipo de Devaraj continúa su labor, buscando integrar capas adicionales de complejidad en su modelo celular. Su visión es ambiciosa, pero también reconocen que el camino es largo. Aunque podría pasar una década o más antes de ver avances significativos, cada paso se está tomando con dedicación.
El ensayo científico nos recuerda que la curiosidad y la búsqueda del entendimiento son fuerzas poderosas que continúan impulsando el progreso de la ciencia y el conocimiento. Las preguntas que surgen a partir de investigaciones como esta son las que nos impulsan a explorar el mundo que nos rodea y el misterioso origen de la vida misma.
Gracias por leer Columna Digital, puedes seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram o visitar nuestra página oficial. No olvides comentar sobre este articulo directamente en la parte inferior de esta página, tu comentario es muy importante para nuestra área de redacción y nuestros lectores.