#CHILE #MILITAREAS #MIGRANTES | Ayer, Chile movilizó a un grupo de soldados en áreas cercanas a las fronteras con Perú y Bolivia con el objetivo de detener la entrada de personas migrantes sin documentos. Para lograrlo, se realizarán controles de identidad y equipaje, y aquellos extranjeros que cometan delitos serán detenidos y entregados a la policía en un lapso máximo de 24 horas.
El presidente Gabriel Boric ha tenido que lidiar con varios desafíos desde que asumió el poder hace aproximadamente un año, uno de los cuales es la migración sin control en la parte norte de Chile. Con el fin de regularizar esta situación, el presidente ha presentado varios proyectos de ley, siendo el más reciente aquel que ha concedido poderes a las fuerzas armadas para supervisar los numerosos cruces en la porosa frontera norte.
La ministra del Interior, Carolina Tohá, y el de Defensa subrogante, Gabriel Gaspar, viajaron al poblado de Cariquima, cerca de Colchane, unos 2 mil kilómetros al norte de la capital chilena, para estar presentes en el despliegue de los militares. A su llegada, Tohá declaró que el gobierno espera que la presencia militar “tenga un efecto disuasivo. No está prohibido entrar a Chile, lo que está prohibido es hacerlo de manera irregular”, añadió.
Los militares enviados para el control fronterizo ya estaban distribuidos en sectores de las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta, donde se produce la mayor inmigración indocumentada, pero no tenían facultades especiales y sólo colaboraban con la policía. El decreto que permite el uso de las fuerzas armadas estará vigente por 90 días y es prorrogable con el respaldo del Congreso.
Chile reconduce a los migrantes al mismo paso por el que ingresaron, pero sólo Perú los acepta, a diferencia de Bolivia, que únicamente recibe a sus ciudadanos. Tohá reiteró que la cancillería sigue trabajando con La Paz para que reciba a los extranjeros devueltos. Pero las negociaciones son difíciles, ya que ambos países sólo mantienen relaciones a nivel consular desde 1978, luego de que Chile rechazó una demanda boliviana de salida al mar que perdió en una guerra en 1879.
Las fuerzas armadas ya realizan labores de seguridad en dos regiones del centro sur chileno, La Araucanía y el Biobío, donde patrullan las principales carreteras para evitar atentados provenientes de pequeños grupos indígenas que exigen la devolución de tierras ancestrales. Están presentes desde mediados de marzo y tras su llegada han disminuido los ataques.
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