El reciente debate político en Chile, que tuvo lugar el pasado martes, se centró en las preocupaciones sobre la seguridad ciudadana, la inmigración irregular y la crisis venezolana, tres ejes cruciales que marcan la agenda nacional. Jeannette Jara, la candidata de la izquierda y representante del Partido Comunista, intentó recuperar terreno ante José Antonio Kast, candidato de la derecha que según los sondeos se perfila como el favorito para ganar la presidencia en las elecciones programadas para este domingo.
Durante el debate, Jara afirmó: “Hay candidatos que en base a promover odio y miedo obtienen votos, y yo no quiero eso para Chile”. Su enfoque era claro: desestabilizar a Kast, quien se presenta por tercera vez a la presidencia. La confrontación fue intensa, con un moderador que utilizó técnicas periodísticas efectivas para presionar a ambos candidatos por respuestas concretas, mientras Jara llamaba la atención sobre la aparente ansiedad de Kast.
Kast cometió varios deslices durante el debate, llegando incluso a afirmar erróneamente que Chile tiene una tasa de homicidios de 1,2 millones al año, cifra que luego intentó corregir a “1.200 millones”. Este tipo de errores se sumaron a la percepción de que Jara, al ser más agresiva, también mostraba signos de desesperación ante su situación electoral.
Las propuestas de Jara incluyeron el fortalecimiento de las fuerzas de seguridad, mientras que Kast prometió implementar medidas contundentes contra la inmigración irregular, afirmando que no regularizará a los 330.000 inmigrantes en el país y que estos tendrán 92 días para abandonar Chile antes de que se tomen acciones más severas. A pesar de la firmeza de ambos candidatos, las preguntas sobre la viabilidad de sus propuestas se mantuvieron en el aire.
Kast, al abordar la crisis de seguridad, se mostró cómodo en su retórica, posicionándose en la defensa de un modelo de seguridad radical, incluso alabando el enfoque del presidente salvadoreño Nayib Bukele. Jara, por su parte, necesitaba fortalecer su discurso para no perder terreno ante un candidato que conecta la inmigración con la delincuencia de manera más efectiva.
El debate también tocó el tema de Venezuela, con Kast exigiendo la salida de Nicolás Maduro del poder y asumiendo una actitud crítica hacia Jara por sus comentarios sobre la oposición venezolana, incluyendo acusaciones hacia María Corina Machado.
A pesar de que Jara fue más incisiva en sus ataques, el final del debate dejó la impresión de que no tiene el tiempo ni los votos para superar las diferencias con Kast, quien, tras haber perdido en la segunda vuelta de 2021, hoy parece tener una ventaja considerable. Con el contexto político de Chile en constante cambio, los votantes exigen un enfoque más estrictamente orientado hacia la seguridad, marcando un contraste notable con las demandas del pasado reciente por una nueva Constitución.
Este debate ha generado expectativas en un país donde la política se redefine rápidamente, y muchos observadores se preguntan si Jara podrá revertir la situación en las aún inciertas horas que quedan antes de la votación. La llegada de elecciones que prometen ser decisivas se siente cada vez más cercana, y la atención del país está fijada en cómo responderán los ciudadanos a estas propuestas tan polarizantes en su futuro.
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