De acuerdo con los estudios del español Javier Peralta, la ‘Gran Nube Oscura’ de Venus, que cubre gran parte de su superficie, está asociada a la propagación de una onda atmosférica superrápida con aspecto de tsunami. El estudio de esta onda ayuda a comprender fenómenos relacionados con el intenso efecto invernadero de Venus, fenómenos que pueden tener contrapartida en la Tierra.
Desde que hace un par de meses ESA y NASA anunciaron que enviarían tres naves espaciales a Venus en el horizonte de 2030, este planeta ha pasado a estar en el centro de la actualidad. Los astrónomos vuelven su mirada al gemelo de la Tierra pensando ya en la preparación de nuevas observaciones que desvelen sus múltiples misterios.
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Entre estos misterios se encuentra una gran nube atmosférica observada por primera vez en imágenes infrarrojas del planeta tomadas hace más de 30 años. De hecho, la luz infrarroja permite explorar el lado nocturno de Venus revelando así las características de las diferentes nubes que cubren el planeta. Hay dos tipos de nubes: brillantes y oscuras. Las brillantes son nubes muy transparentes que dejan pasar la emisión térmica que procede de la superficie del planeta. Las oscuras son, debido a su composición, más opacas y bloquean esta emisión térmica.
El trabajo de Peralta y colaboradores, publicado en el año 2020, estudió las imágenes infrarrojas enviadas por la nave Akatsuki en el año 2016 y constató que tras el paso de esta discontinuidad o “tsunami” quedaba una gran nube oscura, un fenómeno ya presente en otras imágenes obtenidas, por otros medios, en la década de 1980, pero que pasaron completamente desapercibidas entonces.
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La nube fue designada como “Nube Oscura Gigante”: oscura por aparecer menos brillante que su entorno y gigante por extenderse hasta unos 30 grados por encima y por debajo del ecuador venusiano. La discontinuidad “barre” las nubes cada 4,9 días, moviéndose más aprisa que el resto de nubes, que tardan entre 6 y 7 días en completar una vuelta alrededor del planeta.
Varios telescopios han tomado imágenes de alta calidad de Venus en el infrarrojo. La parte de la derecha de la imagen es el lado diurno (iluminado) del planeta en el que no podemos apreciar ningún detalle pues satura los detectores infrarrojos del telescopio. Pero en la zona izquierda, el lado nocturno del planeta, la Nube Oscura Gigante aparece claramente visible cubriendo la región ecuatorial.
Sin embargo, ni con el IRTF ni con Akatsuki, fue posible obtener datos espectroscópicos que permitiesen estudiar su composición química, algo esencial para averiguar qué papel juega la nube oscura en el poderoso efecto invernadero que ha convertido a Venus en un infierno.