En un análisis reciente, se revela que una clara mayoría de los usuarios de Bluesky perciben esta plataforma como un refugio vibrante y saludable para la comunidad científica en línea, a diferencia de Twitter/X, que ha ido perdiendo su atractivo. Los usuarios de Bluesky reportan una mayor interacción; en comparación, un perfil con 50,000 seguidores en Twitter podría recibir apenas cinco “me gusta,” mientras que uno con 5,000 seguidores en Bluesky puede alcanzar hasta 100 “me gusta” en sus publicaciones.
Históricamente, Twitter fue una de las tres principales fuentes de tráfico de referencia para Southern Fried Science. Sin embargo, con el fenómeno denominado “Muskificación”, su rendimiento ha decaído notablemente, ya que en 2025 Bluesky ha proporcionado “cien veces” más visitas a Southern Fried Science que Twitter, irónicamente, el contenido que más circulación tuvo en Twitter fue aquel que se refiere a esta discusión.
Esta tendencia se refleja también en otras plataformas. Algunos medios, como Ars Technica, han notado una disminución constante en el tráfico de referencia desde Twitter a lo largo de 2025, mientras que su tráfico desde Bluesky ha comenzado a superar al de Twitter por primera vez, gracias a un incremento del 63% en su audiencia desde enero.
Para los académicos que comparten investigaciones, los números son sorprendentes. Uno de los trabajos más compartidos en la historia de un determinado journal ha acumulado 14 comparticiones en Twitter/X, pero más de mil en Bluesky. Este tipo de actividad respalda la idea de una conversación académica más activa en Bluesky.
David Shiffman, un científico que ha experimentado la dinámica en ambas redes, señala que la interacción sobre temas de investigación es significativamente más constructiva en Bluesky. Mientras en Twitter se enfrenta a comentarios hostiles, en Bluesky se generan conversaciones relevantes y preguntas sobre su trabajo.
Asimismo, un flujo constante de artículos de opinión en medios tradicionales ha expresado preocupaciones sobre una posible burbuja liberal en Bluesky. Sin embargo, Shiffman, centrado en la conservación oceánica y la defensa de datos fundamentados, argumenta que los matices políticos de cada plataforma no son la prioridad en sus interacciones.
Al cierre de este análisis, es evidente que la comunidad científica está buscando alternativas como Bluesky, donde se sientan más valorados y escuchados, a medida que Twitter continúa perdiendo su papel como un espacio útil y seguro para el intercambio académico.
Esta situación se mantiene en el contexto de los acontecimientos hasta el 28 de agosto de 2025, y la evolución de estas plataformas es un tema a seguir con atención en el futuro.
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