Cierre del gobierno estadounidense sigue incierto.

El cierre del gobierno en Estados Unidos continua su trayectoria por tercera semana consecutiva, una situación que se ha agudizado tras el rechazo del Senado el 9 de octubre a un proyecto de ley republicano destinado a financiar al gobierno. Esta negativa ocurre a pesar de los esfuerzos del presidente Donald Trump por ejercer presión sobre los demócratas para que respalden dicho proyecto.

Desde el 1 de octubre, las agencias federales han estado sin fondos, dejando a los servicios públicos en una especie de limbo mientras las conversaciones entre ambas partes están en un punto muerto. Los intentos de reactivar los servicios han resultado en una serie de votaciones fallidas casi diarias, lo que añade más tensión a un clima político ya de por sí crispado.

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Con el Senado suspendiendo sus sesiones hasta el próximo martes, las posibilidades de avances se ven aún más reducidas. Trump ha reiterado sus amenazas de recortar programas gubernamentales que gozan de popularidad entre los demócratas, a la vez que culpa al partido por el sufrimiento causado a la población trabajadora, incluidos militares y familias en situaciones vulnerables.

Pese a las presiones, el proyecto de ley republicano, que permitiría reabrir el gobierno hasta finales de noviembre, no ha encontrado respaldo entre los demócratas. De acuerdo con fuentes de CNN, los demócratas están considerando un prolongado cierre si los republicanos no acceden a sus demandas relacionadas con subvenciones sanitarias que expiran el 31 de diciembre.

La situación se torna crítica con aproximadamente 750,000 trabajadores federales en situación de excedencia, lo que ha llevado a los líderes de ambas partes a expresar su creciente preocupación sobre la posibilidad de que el personal militar no reciba su salario en la próxima semana.

Por otro lado, un proyecto bipartidista en la Cámara de Representantes, diseñado para garantizar el pago de 1.3 millones de militares en servicio activo durante el cierre, cuenta con el apoyo de cerca de 150 copatrocinadores. Sin embargo, los líderes republicanos se resisten a llevarlo a votación, insistiendo en que las tropas recibirán su paga únicamente si los demócratas proporcionan los votos necesarios para finalizar el cierre.

El respaldo público parece estar en juego, con los demócratas aprovechando encuestas que muestran que la mayoría de los votantes culpan a los republicanos del cierre. El líder de la minoría demócrata, Chuck Schumer, manifestó confianza en que un enfrentamiento prolongado les traerá beneficios en apoyo popular.

La situación continúa siendo crítica, y se espera que las próximas semanas se conviertan en un campo de batalla crucial no solo para el gobierno estadounidense, sino también para la percepción del electorado en el camino hacia futuras decisiones políticas.

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