Hay un modelo de ciudad compacta que durante mucho tiempo había sido visto como la ideal para cuidar el medio ambiente, pero ahora parece que está provocando mayores tasas de mortalidad. Esta ciudad compacta se caracteriza por edificios altos y un alto nivel de densidad de población.
Diversos estudios han determinado que estas ciudades producen altos niveles de contaminación y ruido, lo que puede llegar a afectar la salud de las personas que viven allí. Además, el modelo compacto suele traer consigo una menor cantidad de áreas verdes, lo que se ha relacionado con niveles más altos de sedentarismo, estrés y enfermedades mentales.
No obstante, expertos han señalado que los modelos de ciudad compacta aún pueden ser viables y beneficiosos para el medio ambiente si se planifican adecuadamente. Por ejemplo, incluyendo áreas verdes más extensas y utilizando materiales de construcción sostenibles y con una menor huella de carbono.
Es importante destacar que aunque los estudios encontraron una mayor tasa de mortalidad en las ciudades compactas, esto no siempre se debe al modelo urbano en sí mismo, sino a otros factores socioeconómicos que influyen en la salud de la población, tales como la falta de acceso a atención médica y mayores niveles de pobreza.
En última instancia, se debe seguir trabajando en modelos y planificaciones urbanas sostenibles y saludables, que protejan el medio ambiente y promuevan el bienestar de las personas. Es crucial tener en cuenta aspectos como la accesibilidad a la naturaleza y el transporte sustentable, para fomentar una ciudad con menos contaminación y con una población más activa y saludable.
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