La reciente turbulencia política en Colombia ha capturado la atención del país y del continente, en medio de un clima de creciente desconfianza y especulaciones en torno a la figura del presidente Gustavo Petro. Según un informe periodístico, el exministro de Relaciones Exteriores, Álvaro Leyva Durán, aparece en el centro de una acusación que lo señala como supuesta mente maestra de un plan destinado a desalojar del poder a Petro, con la intención de colocar a la vicepresidenta Francia Márquez al mando de la administración.
Las revelaciones indican que Leyva pudo haber buscado la colaboración del Gobierno de Estados Unidos, específicamente mediante el secretario de Estado Marco Rubio, para orquestar una presión internacional contra el presidente. Se han divulgado audios comprometedores en los que Leyva discutía un posible “acuerdo nacional,” implicando a actores armados como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Clan del Golfo, así como a figuras políticas como los precandidatos Vicky Dávila y Miguel Uribe.
Frente a estas acusaciones, el presidente Petro ha defendido su posición, afirmando que estas son parte de una campaña de difamación orquestada por Leyva. La vicepresidenta Márquez, aludida en las grabaciones, ha negado cualquier participación en estos supuestos complots, argumentando que su lealtad hacia Petro es inquebrantable. Rechazó con firmeza cualquier insinuación de deslealtad, destacando que su vida ha estado marcada por un compromiso con la justicia y el servicio.
En un contexto cargado de tensiones, que ya suma acusaciones previas entre Petro y Leyva, este escándalo se suma a una crisis política más amplia que enfrenta el país. La gestión del presidente ha sido objeto de crítica en diversas esferas, lo que solo añade más incertidumbre a un panorama ya complicado. En este escenario, más de un análisis político se refleja en la preocupación colectiva de la ciudadanía, que observa el desenlace de estos eventos con una mezcla de inquietud y expectación.
La complejidad de la situación actual en Colombia no solo habla de tensiones internas, sino que también coloca al país bajo el escrutinio internacional en un momento en que se requiere estabilidad y dirección clara. Mientras tanto, las respuestas contundentes y las aclaraciones solicitadas por Petro a Márquez reflejan un intento de cimentar su autoridad en medio de un clima propicio para la especulación y el rumor. Sin lugar a dudas, la política colombiana continúa en una encrucijada, y todos los ojos están puestos en cómo se desarrollarán los acontecimientos en el marco de este escándalo.
La información que se ha puesto a la luz pública refleja eventos y declaraciones hasta el 30 de junio de 2025. Sin embargo, en el contexto actual, las dinámicas pueden continuar evolucionando. Observadores y analistas siguen de cerca cada paso, a la espera de respuestas que puedan acallar las voces de la discordia y restaurar la confianza en la gobernanza.
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