Las almohadillas son el calzado de los perros. Su función es básicamente proteger el roce del suelo y amortiguar el peso del animal. Son sumamente importantes y vitales para su vida diaria, por ello tienen que ponerle atención a las condiciones en las que se encuentran.
Consejos sobre cómo proteger y cuidar las almohadillas de tu perro:
Mirar antes de pisar
Aunque al principio comparábamos las almohadillas con el calzado, en realidad tu perro va descalzo. El suelo para tu perro puede ser un campo de minas por donde corre y en cualquier momento pisar donde no debía.
Si tu perro se ha cortado provocando una pequeña herida, lo que debes hacer es limpiarla para comprobar su alcance y asegurarte de que no queda rastro de suciedad, arena o piedrecillas.
Si se trata de una herida pequeña y no necesitas salir corriendo al veterinario, coge el botiquín y desinfecta la herida. A continuación puedes taparla con una gasa esterilizada, ya que a pesar de ser bueno dejarla al aire libre, será una misión complicada mantenerla desinfectada y limpia.
Para favorecer la cicatrización, puedes aplicar una crema o ungüento que mantenga la zona bien hidratada y promueva la regeneración de la piel.
En caso de tratarse de una herida profunda, acude a su veterinario para que pueda actuar o facilitarte las indicaciones para curar la herida.
Cuidado con las quemaduras
Otra de las dificultades a las que se enfrentan nuestros amigos peludos cuando corren o pasean es aguantar la temperatura del suelo.
En verano el asfalto llega a alcanzar temperaturas tan altas que pueden provocar quemaduras en las almohadillas de tu perro. Evita los paseos en las horas de más intenso calor y elige rutas más verdes donde tu perro pueda pisar un suelo más fresco.
Si tu perro vive en zonas frías donde suele nevar o hay placas de hielo, recuerda que el frío extremo también puede quemar.
Más vale prevenir que deshidratar
Las grietas en las almohadillas son especialmente frecuentes en los perros con hiperqueratosis canina, debido a la falta de hidratación y desgaste excesivo.
Emplear cremas o pomadas específicas para reforzar e hidratar la zona, ayuda a fortalecer las almohadillas y hacerlas más resistentes, evitando así la sequedad extrema y en consecuencia agrietamiento.
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