A medida que se intensifican los preparativos para la Cumbre del Clima COP26, que este año se celebrará en Glasgow, la atención se centra en los esfuerzos para prevenir una futura catástrofe. Pero los desastres climáticos ya se despliegan en tiempo real en la vida de los millones de personas más pobres y vulnerables del mundo. ¿Qué les ofrecerá a estas ellas la Cumbre?
Save the Children está respondiendo a estas emergencias. En el Cuerno de África, nuestros programas de nutrición están brindando atención a los niños de familias campesinas devastadas por sucesivas sequías, inundaciones y la peor plaga de langostas del desierto en una generación. En la región del Sahel, estamos trabajando con comunidades afectadas por la sequía y desplazadas debido a conflictos por el agua que cada vez se tornan en más mortíferos. Sin embargo, los esfuerzos humanitarios se ven desbordados por la magnitud de la crisis, y lo peor está aún por venir.
Ponga un alfiler en un mapa de emergencias humanitarias mundiales y, lo más probable, es que aterrice en una crisis que haya sido causada o agravada por sequías, inundaciones y tormentas. En el año 2019, los fenómenos meteorológicos extremos empujaron a más de 34 millones de personas al hambre y la inseguridad alimentaria. En los 55 países que atraviesan crisis de inseguridad alimentaria, 75 millones de niños menores de cinco años están crónicamente desnutridos y se enfrentan a mayores riesgos de sufrir diarreas, neumonías y otras enfermedades mortales que van de la mano con las sequías e inundaciones.
La COP26 es una de nuestras últimas oportunidades para fijar las medidas necesarias a fin de mantener las temperaturas dentro del techo límite de 1,5 °C a 2º Celsius que fue establecido el año 2015 en el acuerdo climático de París. Pero incluso 1,5 °C de calentamiento conllevaría consecuencias desastrosas en los países más pobres. La evidencia de la ciencia del clima apunta de forma abrumadora a que las lluvias serán menos predecibles, las sequías serán más extremas, frecuentes y prolongadas, y las tormentas, más destructivas. Mientras tanto, la Organización Meteorológica Mundial prevé una disminución a largo plazo de la productividad de comestibles en África, la región del mundo con mayor inseguridad alimentaria.
Las lluvias serán menos predecibles, las sequías serán más extremas, frecuentes y prolongadas, y las tormentas, más destructivas
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