Toda la emoción y goles guardados hasta ahora en la Copa América se destapó en Goiana. Perú, atribulado por sus propios tropiezos, pudo superar a una ríspida Paraguay que le amargó la victoria en tiempo regular con un gol in extremis (3-3). El equipo andino erró menos en la tanda de penaltis y cerró su pase a las semifinales del torneo. Sin el líder Paolo Guerrero, ausente por una lesión de rodilla, los peruanos se confían en los goles de Lapadula.
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Con tantos cambios en el turbulento 2020, Lapadula se nacionalizó peruano. El futbolista, nacido en Torino, renunció a Italia para jugar en la selección de Perú. Jugó un par de partidos de eliminatoria con comunicándose con un español atropellado, pero que se supo entender con sus compañeros. Esta vez frente a Paraguay brilló con dos goles clave y uno más en los penaltis. El delantero del Benevento de la Serie A no falló.
En los cuartos de final de la Copa América sobra la bravura. Entre Perú y Paraguay acumularon hasta cuatro faltas en los primeros cinco minutos. Era el augurio de un partido ríspido. El conjunto albirrojo bien adiestrado tomó la delantera. Paraguay había quedado acéfala ante la baja por lesión de Miguel Almirón.
Eduardo Berizzo apeló a la solidaridad entre los paraguayos y a que encontraran lo más rápido posible la cabeza lisa de Carlos González, su centro delantero. No hizo falta. En una de las primeras jugadas a balón detenido, desde la esquina, encontraron el gol. El lateral Héctor Martínez cabeceó y el guardameta Gallese la sacó de la línea. Como un toro entró el capitán Gustavo Gómez para el 0-1. Parecía la tranquilidad guaraní, pero en un pestañear Perú empató. El hábil André Carrillo tomó el carril derecho para dejarle un gran pase al ras a Gianluca Lapadula. El ítalo peruano era un balón de oxígeno para una selección andina que se revolvía en sus propios errores en la defensa.
Carrillo volvió a abrir huecos en Paraguay. El pequeño Christian Cueva vio un movimiento de ajedrez de Lapadula y le cedió el balón. El delantero peruano chutó después de un giro y pasó el balón por debajo de los pies del guardameta Silva. En ese momento los guaraníes empezaron a desmoronarse.
Gómez, el capitán paraguayo, se puso el pie a sí mismo. El central reclamó la jugada del 2-1 y se ganó la tarjeta amarilla. Antes del final del primer tiempo volvió a recriminarle al árbitro una falta en contra y fue expulsado. El paraguayo tuvo que ser detenido por sus compañeros ante su estado desaforado.