La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) ha emitido un claro mensaje sobre la reestructuración de Petróleos Mexicanos (Pemex). En su reciente pronunciamiento, advierte que este plan solo será exitoso si se eliminan los vacíos estructurales de la empresa, enfatizando que se deben basar en principios técnicos y no en decisiones políticas.
El Gobierno de México ha presentado un “Plan Estratégico para el Fortalecimiento de Pemex”, que busca que la empresa estatal logre autonomía financiera y deje de depender del apoyo de la Secretaría de Hacienda para el año 2027. Sin embargo, Coparmex sostiene que este objetivo es alcanzable solamente si se superan las fuentes de pérdida estructural que continúan afectando a la compañía.
Uno de los problemas críticos identificados por la patronal es la falta de una estrategia efectiva en contra de las importaciones ilegales y el robo de hidrocarburos. Este tipo de actividad no solo representa una evasión de impuestos, sino que también causa pérdidas significativas en ingresos para el país. Para contrarrestar esto, la organización empresarial aboga por la eliminación de “contratos inflados”, lo que contribuiría a cerrar estas fugas y cumplir con las obligaciones hacia los proveedores.
Asimismo, se ha resaltado la necesidad de mejorar la gobernanza en Pemex. Coparmex considera que las promesas de mayor transparencia no son suficientes sin un fortalecimiento tangible del gobierno corporativo, lo que debería incluir auditorías externas que garanticen una supervisión efectiva.
Además, la patronal ha subrayado la urgencia de que Pemex cumpla con los pagos a sus proveedores, destacando que esta acción es vital para mantener la estabilidad de miles de empresas, sobre todo en el sur-sureste del país. Un cumplimiento riguroso de estos pagos no solo fortalecería la cadena productiva, sino que también enviaría una señal positiva al mercado, crucial para atraer inversiones extranjeras.
En un tono agridulce, Coparmex reconoce ciertos avances, como la reciente mejora en la calificación crediticia de Pemex por parte de Fitch Ratings y estimaciones que proyectan una reducción de la deuda financiera, que podría bajar de 113,200 millones a 77,300 millones de dólares hacia 2030. También se ha anunciado la creación de un Fondo de Inversión para Pemex por 250,000 millones de pesos, respaldado por la garantía federal y el apoyo de la banca de desarrollo.
Las metas operativas de Pemex también son motivo de optimismo, incluyendo ambiciosos planes para alcanzar una producción de 1.8 millones de barriles diarios de crudo y una expansión en la producción de gas natural.
A pesar de los retos, Coparmex refuerza su creencia de que estas iniciativas, siempre que se ejecuten bajo criterios técnicos, pueden aportar la certidumbre necesaria para el futuro de Pemex. Esto es esencial para asegurar no solo la viabilidad de la empresa, sino también la estabilidad económica del país.
La información presentada es un reflejo de la situación actual hasta la fecha de publicación original y proporciona un análisis crítico sobre la crucial reestructuración de Pemex en el contexto económico de México.
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