Kim Jong-un, el dictador de Corea del Norte, ha asumido personalmente las riendas de la estrategia contra la covid del país y ha movilizado al Ejército, tras lanzar un ataque frontal a la gestión desarrollada por su propio gabinete y las autoridades sanitarias por su lenta respuesta ante la crisis.
El mundo lleva dos años haciendo frente a la pandemia, pero Corea del Norte, una de las dictaduras más aisladas del mundo, solo reconoció el primer brote de coronavirus el jueves pasado, cuando decretó un confinamiento total. El líder norcoreano ha ordenado la movilización del Ejército para garantizar la distribución de los suministros médicos necesarios para frenar el avance de ómicron sobre todo en la capital, Pyongyang.
Según datos oficiales, el covid ha matado a 50 personas y se calcula que hay más de 1,21 millones de contagios, en un país en el que no se ha administrado ni una vacuna y que apenas tiene capacidad para testar.
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El presidente norcoreano criticó que, a pesar de haber emitido una “orden de emergencia para suministrar las reservas estatales de medicinas de forma inmediata” y otra “para que las farmacias operen las 24 horas del día”, los medicamentos escasean y no se están adoptando correctamente los protocolos necesarios para contener la propagación del virus.
El mandatario también cargó contra la fiscalía por no supervisar legalmente esos procesos y, ante ese cúmulo de errores, dejó en manos de la Comisión Militar Central el suministro de medicinas en Pyongyang, que se realizará a través de los canales médicos del Ejército. Corea del Norte, que lleva cerrada a cal y canto desde febrero de 2020 (cuando China decretó el confinamiento de Wuhan), no había reportado ningún caso de coronavirus en estos dos años y medio de pandemia.
Las autoridades detectaron la presencia de la variante ómicron después de realizar pruebas el día 8 de mayo a pacientes “con una fiebre cuya causa no se había podido identificar”. Se desconoce cuál ha sido el origen del brote, aunque algunos analistas consideran que el desfile militar con motivo del 90º aniversario de la fundación de sus Fuerzas Armadas, celebrado el pasado 25 de abril y al que asistieron decenas de miles de personas, pudo tratarse de un evento supercontagiador.
Escasez de medios y sin vacunas
De acuerdo con la información publicada este lunes por KCNA, el domingo se detectaron 392.920 casos potenciales, por lo que desde finales de abril la cifra de posibles contagios asciende a 1,21 millones. Según esta agencia de noticias, al menos 564.860 enfermos se encuentran recibiendo tratamiento, mientras que más de 648.630 se han recuperado. El domingo fallecieron ocho personas más, elevando el número total de decesos a cincuenta.
Aunque oficialmente las autoridades norcoreanas no han hecho ninguna petición de ayuda, la agencia surcoreana de noticias Yonhap informa este lunes de que Pyongyang habría solicitado el domingo asistencia a Pekín a través de sus canales diplomáticos. La frontera entre Corea del Norte y el gigante asiático permanece completamente blindada, pero podría abrirse parcialmente si ambos lados llegan a un acuerdo de ayuda.
El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, ofreció públicamente el viernes enviar vacunas y otros suministros médicos a su vecina del norte. El nuevo jefe de Gobierno se reúne el próximo sábado con su homólogo estadounidense, Joe Biden, con quien posiblemente discutirá sobre este asunto. Washington y Seúl han mostrado su disposición de asistir a Pyongyang con el fin de reanudar el diálogo sobre la desnuclearización de la península coreana, especialmente en un momento en el que, según los analistas occidentales, Corea del Norte está preparando una nueva prueba nuclear, la primera desde 2017 y la séptima de su historia.
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