Por Juan Carlos Sánchez Magallán
La Constitución Mexicana garantiza la igualdad en el voto en su artículo primero, y el derecho al voto está garantizado por el artículo 35, que establece que “los ciudadanos tienen el derecho de votar y ser votados en las elecciones populares. Este derecho se ejercerá conforme a las disposiciones de la ley”.
En relación con la votación disfrazada de encuesta de Morena para elegir a la coordinadora de la Cuarta Transformación, se realizó así para eludir la normativa del Instituto Nacional Electoral (INE), que señala que las encuestas electorales que se realicen durante los procesos de selección interna de los partidos políticos deben cumplir con ciertos requisitos, entre ellos, la estratificación por nivel socioeconómico.
La importancia del voto de una persona no depende sólo de su nivel económico, sino también de otros factores, como su ideología, su participación política, su conocimiento de los candidatos y sus propuestas.
En la elección interna de un partido se supone que los votantes son afiliados o simpatizantes de éste, por lo que comparten ciertos principios y valores. Sin embargo, dentro de un partido existen diferentes corrientes o tendencias que defienden distintas visiones sobre el rumbo que se debe seguir. Por eso, es importante que los votantes se informen bien sobre las opciones que tienen y que elijan la que consideren más adecuada para sus intereses y los del partido.
En ese sentido, el voto de una persona pobre debe tener la misma importancia que el de una persona rica y viceversa, la importancia del voto de una persona no se determina por su nivel socioeconómico, sino por su nivel de conciencia y participación política. En una elección interna de un partido lo ideal sería que todos los votantes tuvieran la misma importancia y que se respetara la voluntad mayoritaria. Sin embargo, sabemos que, en la realidad, hay muchos factores que pueden influir o distorsionar el proceso electoral, como la falta de transparencia, la presión de los grupos de poder, la compra o coacción del voto, la propaganda engañosa, etcétera. Por eso, es necesario fortalecer la cultura democrática y la educación cívica entre los ciudadanos, para que puedan ejercer su derecho al voto con libertad y responsabilidad.
Marcelo Ebrard denunció múltiples irregularidades en la elección interna de Morena, entre otras, la participación de personas afines a Sheinbaum en la intervención directa de la Secretaría del Bienestar y de otros funcionarios públicos a su favor, mediante el uso de recursos públicos, la promoción del voto y la coacción de los encuestados.
El conocimiento previo de las secciones donde se realizarían las encuestas por parte del equipo de Sheinbaum les permitió realizar acciones de propaganda y vigilancia en dichas zonas.
La violación de la cadena de custodia de las urnas implicó una alteración o una pérdida de los paquetes electorales.
Hubo falta de transparencia y rendición de cuentas sobre el método, el diseño, la operación y el resultado del proceso interno, de ahí que, de no prosperar su solicitud, probablemente lo hará ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), para reiterar la reposición del proceso y la garantía de un piso parejo para todos los aspirantes.
Por ello es importante recordar que la violación o incumplimiento de los principios constitucionales que rigen las elecciones, como la legalidad, imparcialidad, objetividad, certeza, autonomía, independencia y equidad, pueden ser sancionados con multas, suspensiones, cancelaciones de registro o, incluso, con la pérdida de amonestaciones del derecho a ser votado.
Los conflictos, en general, sabemos cómo inician, pero nunca cómo terminan. Así, conviene más a Morena limpiar su elección y resolver a Ebrard la reposición del proceso. Lo contrario puede ser muy costoso. ¿O no?, estimado lector.
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