Más de 1.000 personas marcharon este domingo en protesta hasta la refinería de petróleo de Repsol que hace ocho días produjo un derrame de al menos 6.000 barriles de crudo cuando descargaba el combustible de un buque frente a las costas de Perú.
El rechazo al accidente -que afecta dos áreas naturales protegidas y a miles de pescadores- crece, al igual que testimonios que desbaratan la versión de la compañía. La empresa sostiene que el vertido se produjo por un oleaje anómalo a raíz de la erupción volcánica submarina en Tonga.
Sin embargo, un informe del regulador del sector energía y minas (Osinergmin) reporta que un movimiento brusco del carguero italiano Mare Doricum pudo haber roto el sistema de descarga.
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Hasta el viernes, la contaminación alcanzaba 1.800 kilómetros cuadrados de franja de playa y 7.139 kilómetros cuadrados de mar en Lima y sus regiones limítrofes. Los gremios de pescadores y asociaciones de comerciantes calculan que 3.000 personas han perdido su trabajo.
Además, el ministro de Comercio Exterior y Turismo, Roberto Sánchez, proyecta que las pérdidas en el turismo serán de 52 millones de dólares, pues unas cinco millones de personas veraneaban entre enero y marzo en las 21 playas afectadas hasta el momento.
Si bien desde el miércoles cientos de pescadores han realizado plantones en el exterior de la refinería de La Pampilla, demandando a Repsol indemnizaciones y limpieza rápida del ecosistema marino, cientos de ciudadanos se sumaron desde el viernes a otras movilizaciones.
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El viernes y el sábado, jóvenes y activistas medioambientales se manifestaron con pancartas y música afuera de la sede de la compañía en un complejo empresarial en el acomodado distrito de San Isidro.
Este domingo, la protesta masiva fue organizada por una veintena de organizaciones juveniles y gremios de Ventanilla -donde se encuentra la zona más damnificada, Playa Cavero- y se sumaron la Asociación de Ciclistas del Perú y otros colectivos de distritos de Lima Metropolitana.
Los ciudadanos marchaban con pancartas hechas a mano -la mayoría con dibujos de las aves que han muerto ahogadas en petróleo. Exigían que Repsol actúe por el derrame “incontrolado” que afecta a una buena parte de la costa peruana y que asuma sus responsabilidades. La abogada Ashley Mamani, representante de un colectivo medioambiental, pidió indemnizaciones justas para los pescadores.
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