La pandemia de la covid-19 no está vencida a escala mundial. Peor aún, durante las próximas décadas es probable que haya nuevas pandemias que pongan en peligro la salud del planeta. La prevención de las pandemias es un bien público global, como la mitigación del cambio climático: el mundo debe actuar de forma colectiva para evitar en el futuro desastres como el de la covid-19.
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Dotar de dinero la inversión en la prevención, la preparación y la respuesta a las pandemias debe ser una prioridad, tal como se justifica en un informe presentado a los ministros de finanzas del G-20 que contó con nuestra contribución. Dicha financiación completaría grandes carencias en la seguridad sanitaria mundial. En el informe adoptamos una actitud conservadora y solo nos centramos en las necesidades de financiación de bienes públicos mundiales necesarios para prevenir las pandemias.
Estimamos que serían necesarios 15.000 millones de dólares anuales para reforzar la capacidad de vigilancia de las pandemias en todo el mundo, diversos elementos esenciales de los sistemas nacionales de salud y algo muy importante, la disponibilidad de medidas y herramientas médicas para responder. El gasto en prevención, preparación y respuesta a las pandemias proporciona, sin ninguna duda, el mejor rendimiento de cualquier inversión pública. Por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional calcula que una vacunación más rápida en todo el mundo podría ahorrar un total de nueve billones de dólares en ingresos no percibidos, con un coste de poco más de 10.000 millones.
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La pandemia ha demostrado la importancia de tener una reserva adecuada de medidas para luchar contra la enfermedad. Hasta ahora, el abastecimiento mundial de vacunas contra la covid-19 ha sido insuficiente, puesto que todavía hay miles de millones de personas sin vacunar. En situación normal, el FMI calcula que la producción de vacunas podría alcanzar los 6.000 millones de dosis a finales de 2021, lo que permitiría vacunar al 45% de la población mundial.
De ser así, muchas regiones seguirían siendo vulnerables y no se podría prevenir la aparición de nuevas variantes. En los primeros meses de la pandemia también hubo escasez de equipos de protección individual y otro material médico. Estas carencias significan más sufrimiento, la prolongación de las restricciones a nuestra vida social y pérdidas considerables en la actividad económica global.