Esther y María no se conocen de nada, pero tienen más o menos la misma edad, las dos están jubiladas, se dedicaron a un trabajo relacionado con la cultura, disfrutan de una situación económica desahogada y se acaban de divorciar. La primera descubrió, digamos accidentalmente, que el hombre con el que había compartido la vida durante casi medio siglo llevaba una vida paralela. La segunda también decidió dar el paso por una cuestión de infidelidad, pero en este caso consigo misma:
No es una novedad ni representan la franja de edad predominante en las separaciones, tampoco son ya piedra de escándalo ni sienten la amenaza del fuego eterno, pero siguen despertando en su entorno una serie de reacciones de sorpresa, incredulidad y hasta de rechazo: ¡a estas alturas?, ¡os lo habéis pensado bien?, ¡qué necesidad tenéis cuando lo que necesitáis ahora es tranquilidad…?
―Hacía años que yo sentía que no estaba siendo fiel a mí misma —explica María en una terraza a las afueras de Madrid—. Llevaba mucho tiempo dándole vueltas a una frase que se repetía en mi cabeza: esto no es lo que tiene que ser, esto no es lo que tiene que ser… Él quería estar a toda costa a mi lado, pero a mí no me parecía honesto, ya no solo por mí, seguir junto a una persona con la que no era feliz.
Trinidad Bernal, doctora en Psicología y fundadora de la Fundación Atyme, lleva 30 años mediando entre parejas que, de forma unilateral o de común acuerdo, se enfrentan a una separación. “Casi siempre se intenta buscar una explicación para la ruptura”, explica, “intenta achacarse a una causa concreta, un caso de infidelidad o de malos tratos, pero la gran experiencia que tenemos nos dice que en la mayoría de los casos no tiene que ver con nada de eso, ni siquiera con la infidelidad. También están muy equivocados los que piensan que la gente se separa por modas o por capricho. Generalmente es una decisión que lleva años madurándose. Años en los que uno va mascullando su historia, apoyándose en cosas que ocurren en la pareja para decirse a sí mismo: ¿ves cómo tengo que separarme? Y por eso es tan diferente la historia que vive esa persona de la de su pareja, que un día escucha con asombro: ‘Vamos a separarnos”.