Un día antes del trágico accidente del buque Cuauhtémoc, miembros del comité "Morena New York" hicieron un llamado a la comunidad mexicana por medio de videos en su cuenta de X, instando a los ciudadanos a participar en la elección de jueces programada para el 1 de junio. Este mismo fin de semana, se pudieron observar lonas rosas en las avenidas principales de la Ciudad de México con la advertencia: “¡Chilangos a votar!”.
Estos esfuerzos publicitarios parecen nacidos de la necesidad de dar legitimidad a unas elecciones que se perfilan como las menos motivadoras de las últimas décadas. La saturación de procesos electorales —comicios locales, federales, ratificaciones de mandato y consultas ciudadanas— ha llevado incluso al pueblo más politizado a sentirse agotado.
A pesar de los problemas existentes relacionados con la reforma judicial, en un primer instante, se sintió la presión para participar en la elección. Sin embargo, luego de una reflexión más profunda, muchos optaron por no hacerlo, considerándolo un acto de desobediencia civil. Las razones son variadas:
1. No es una solución, es un nuevo problema
El cambio de jueces de carrera por jueces electos puede debilitar la estructura judicial y no aborda las causas fundamentales de los problemas de justicia en el país. Según diversos organismos civiles y datos oficiales, la impunidad en México se relaciona más con la ineficacia del sistema de investigación y procuración de justicia que con fallas por parte de los jueces.
2. Desconfianza en los resultados
Sería ingenuo creer que la mayoría de los votantes en la jornada electoral estarán debidamente informados sobre los perfiles de los candidatos. Con 1,018 puestos judiciales a elegir en la Ciudad de México, el tiempo requerido para conocer a fondo a cada candidato podría limitar el número de votantes informados. Esto plantea la cuestión de cómo se determinarán los ganadores: ¿será cuestión de azar o influencias externas?
3. Respeto a los jueces íntegros destituidos
Con más de dos décadas de experiencia en el sistema judicial, se puede afirmar que los jueces corruptos son la excepción en lugar de la norma. Muchos jueces competentes han abandonado el cargo, lo cual genera respeto y preocupación por aquellos que dedicaron su vida al derecho y fueron tratados de manera injusta. Este contexto hace cuestionar la legitimidad del proceso electoral.
4. Las consecuencias a largo plazo de la reforma judicial
El sistema electoral que se está implementando está desmantelando un modelo de carrera judicial que tomó décadas en construirse. Esta transición, advierten organismos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la ONU, pone en riesgo la independencia judicial, ya que podría llevar a un sistema en el que las decisiones se alineen con los intereses del partido en el poder, en lugar de ser neutrales.
La preocupación por estos cambios, junto con la incertidumbre generada, ha llevado a muchos a decidir no participar en un proceso que consideran fallido desde su concepción. La situación judicial del país sigue siendo un tema de considerable relevancia que merece una atención crítica y consciente por parte de la ciudadanía.
Gracias por leer Columna Digital, puedes seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram o visitar nuestra página oficial. No olvides comentar sobre este articulo directamente en la parte inferior de esta página, tu comentario es muy importante para nuestra área de redacción y nuestros lectores.