La periodista Inès Léraud de 41 años, nacida en Francia, estrena su cómic Algas verdes: la historia prohibida, que la editorial Astiberri publicó y se han vendido más de 150,000 ejemplares en el idioma español. Menciona que las algas verdes tienen consecuencias fatales como muerte y enfermedades, y a su vez tienen consecuencia directa de la agricultura y la ganadería de ciertas regiones. Por lo que durante años, el lobby agroalimentario integrado en la política y los medios de comunicación bretones se han encargado de silenciar estos casos mediante amenazas y presiones y de instaurar una ley de omertà en la zona.
El 30 de julio de 1989, en la bahía Saint-Michel-en-Grève (Bretaña, Francia), Jacques Thérin, un corredor de 26 años, fue hallado muerto en la playa. Diez años después, en ese mismo lugar y en la misma época del año, encontraron a Maurice Briffaut, recogedor de algas de la zona, inconsciente en su tractor. Permaneció cuatro días en coma, cuatro meses hospitalizado y un año de baja. En julio de 2009, el jinete Vincent Petit se adentró en la misma playa. Al poco tiempo, su caballo se desplomó y él empezó a tener convulsiones y perdió el conocimiento. Estos tres acontecimientos no son casos aislados. Dos muertes humanas y decenas de animales se suman a estos sucesos siempre ocasionados en las costas bretonas.
Cuando Léraud era adolescente, su madre empezó a tener unos síntomas extraños: fatiga severa, problemas de habla y de memoria. Gracias a un médico que había dado con casos similares, descubrieron que muchas mujeres con empastes dentales habían desarrollado un cáncer de mama por el mercurio presente en esos. “Ese hecho me marcó de por vida y, aunque estudié cine documental, decidí especializarme en periodismo de investigación sobre temas de salud pública ligados al entorno. Mientras trabajaba en París para la radio France Culture, me interesé por casos de agricultores que enfermaban por los pesticidas y los químicos empleados en la agricultura, e inevitablemente eso me orientó hacia Bretaña”, relata.
El cómic descubre en distintos capítulos un entramado de sucesos ocultos relacionados con las algas verdes, que muchas personas se habían esforzado por sacar a la luz, en vano: muertes humanas, de perros, de jabalíes, comas y enfermedades largas… Una de esas personas, el médico de urgencias Pierre Philippe, trató de alertar en ocho ocasiones a las autoridades sanitarias del peligro que corrían las personas al acercarse a algunas playas en verano, pero estas no hicieron nada al respecto. En 2009, otra víctima mortal de las algas, el recogedor Thierry Morfoisse, fue enterrado sin autopsia, al igual que Jacques Thérin, el corredor hallado muerto en 1989. “Cada vez que intentaban hacer todo eso público se topaban con ataques violentos de los representantes de la industria agroalimentaria, por ejemplo del FNSEA, el sindicato mayoritario de los agricultores”, explica la periodista.
“En mi página de la enciclopedia alguien había añadido una fecha de muerte que correspondía al 28 de enero de 2021, el día fijado para el segundo juicio por difamación”. Y no fue la única en recibir intimidaciones. Varios periodistas que se pusieron de su parte fueron despedidos, y a una de ellas le rajaron las ruedas del coche e intentaron envenenar a su perro. André Ollivro, de la asociación Detener las Mareas Verdes, recibió amenazas de muerte, le bloquearon la puerta de su casa con estiércol y le dejaron el cadáver de un zorro muerto a la entrada. A pesar de que científicos como el oceanógrafo Alain Ménesguen han determinado desde 1988 la relación entre la aparición de las algas y los nitratos agrícolas, sus trabajos se desacreditaron.
En España existe un equivalente al problema bretón y es el desastre del Mar Menor, en el que desde 2016, desbordado por el exceso de nitratos que ya no es capaz de asimilar, proliferan algas de crecimiento muy rápido en verano como el fitoplancton, que impide el paso de la luz al fondo del mar y, por tanto, la fotosíntesis. Juanma Ruiz, profesor de investigación del Instituto Español de Oceanografía-CSIC, expone que, al descomponerse, el fitoplancton se deposita en el fondo cuando muere y lo descomponen microorganismos que consumen más oxígeno, lo que produce la falta de oxígeno que mata a toneladas de peces. Además, emana sustancias como el ácido sulfhídrico (H2S), que tiene efectos tóxicos e incluso letales sobre las plantas y los animales.
Ni Léraud ni Ruiz consideran que esa sea la solución para acabar con este problema de eutrofización (exceso de nutrientes en el agua). “Parece una parodia más que una medida”, sentencia el científico. “Si no se corrige la entrada de nutrientes no se va a obtener una solución real. Es como si intentaras echar el polvo debajo de la alfombra”. El oceanógrafo también es firme al identificar las causas del problema: “La agricultura intensiva es la causa principal. No quiero decir que no existan otras, ni que no deban ser abordadas, pero el 80% o el 85% de ese nitrógeno procede de la actividad agrícola y el resto de otras actividades, como las aguas residuales urbanas”.
El cómic cuenta con las ilustraciones de Pierre Van Hove. El dibujante colorea las páginas con un tono ligeramente verdoso, que remite a las algas del título. El amarillo también predomina en las viñetas, casi siempre para teñir el cielo, lo que denota la toxicidad del entorno de la costa bretona invadida por esos organismos. Tras su publicación, Inès Léraud creó un medio de comunicación llamado Splann (claro, en bretón), financiado por los ciudadanos, que le permite emprender investigaciones de largo aliento y abarcar así el punto ciego que la prensa bretona pretende olvidar.
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