Autoridades sanitarias de Brasil iniciaron una investigación por la muerte de unas 200 personas hospitalizadas por Covid-19 en diferentes centros de salud del país que participaban en un tratamiento experimental con un fármaco no regulado para tratar el virus.
La Comisión Nacional de Ética en la Investigación de Brasil (Conep), dependiente del ministerio de Sanidad de Brasil, ya había anunciado anteriormente que no estaba permitido el uso del medicamento, que es usado para el tratamiento de algunos tipos cáncer, sin embargo, el presidente del país, Jair Bolsonaro había aprobado, sin bases, el uso para el tratamiento de Covid, al igual que lo hizo con la cloroquina y la ivermectina, fármacos ineficaces frente al coronavirus.
Investigadores las Naciones Unidas también se pronunciaron y calificaron las acciones como uno de los “más graves episodios de violación ética” y “violación de los derechos humanos” de pacientes en el historia de América Latina.
La Red de Bioética de América Latina y el Caribe, perteneciente a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) presentó un informe que condenó el hecho de que los equipos no presentaron un análisis crítico de la investigación, a pesar del creciente número de muertes, y optaron por continuar con la implementación de los estudios.
Y todavía considera más serio aún el encubrimiento de la existencia de comités de investigadores independientes que trabajaron directamente con los patrocinadores, lo que constituiría un conflicto de intereses. El diario español Columna Digital detalló que el estudio se llevó a cabo con “pacientes de cuidados intensivos gravemente enfermos” y la Conep afirmó que no había sido aprobado. “Hay indicios de irregularidades en el estudio, así como transgresiones de las normas sobre ética”, agregó.