Por Juan Carlos Sánchez Magallán
Se configura una desaparición forzada cuando se arresta, detiene, secuestra o se ejecuta cualquier otra forma de privación de libertad que sea obra de agentes del Estado o por personas o grupos de personas que actúan con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado, seguida de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o de ocultamiento de la suerte o el paradero de la persona desaparecida, sustrayéndola a la protección de la ley”; en términos de la Convención Internacional de la ONU para la protección de todas las personas que son víctimas de estos ilícitos, métodos que practican policías corruptos en sociedad con los integrantes del crimen organizado.
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Estas conductas existen desde las dictaduras totalitaristas de la Alemania Nacionalsocialista, de Adolf Hitler; el imperio japonés, de Hideki Tojo; la Italia fascista, de Benito Mussolini, Portugal, de António de Oliveira Salazar, y la España de Francisco Franco. En el siglo XX, existieron dictaduras militares ocasionadas por el periodo de descolonización de América Latina, Oriente Medio y África.
Gobernaron por conducto de Juntas Militares, cuyo jefe de Estado surgía de las Fuerzas Armadas, concentrando el poder sin limitación alguna, convirtiéndose en dueño de la vida y destino de los gobernados. Es común que llegaran al poder mediante golpes de Estado, haciendo uso de la fuerza para derrocar al régimen político, democrático, legítimo o autoritario. Ejemplos sobran: Alfredo Stroessner (Paraguay), Hugo Banzer (Bolivia), Manuel Antonio Noriega (Panamá), Fulgencio Batista (Cuba), Anastasio Somoza (Nicaragua), Tiburcio Carías Andino (Honduras), José Antonio Páez (Venezuela), Gustavo Rojas Pinilla (Colombia), Aparicio Méndez (Uruguay), Humberto Branco (Brasil), Rafael Leónidas Trujillo (República Dominicana), Juan Velasco Alvarado (Perú), Carlos Castillo Armas (Guatemala) y Porfirio Díaz (México).
Este autoritario modelo de gobierno de izquierda o de derecha se caracteriza por el ejercicio del poder unipersonal y sus decisiones son contrarias al Estado de derecho y al principio de separación del Poder, con supresión o manipulación de elecciones y partidos corruptos. Normalmente, ejercen un férreo control de los medios de comunicación y son recurrentes en la suspensión de garantías individuales de sus gobernados, violando constantemente sus derechos humanos. Es la represión una práctica que les permite realizar desapariciones forzadas. La principal fuente de las desapariciones forzadas se ha dado en las dictaduras militares y en países donde los grupos fundamentalistas asesinan para llegar al poder. Son víctimas los periodistas y defensores de derechos civiles, sus familiares, testigos y los abogados que los representan. En México existe el mecanismo de protección a periodistas que mucho ayuda en la prevención de ataques a la integridad de quienes somos incómodos por denunciar a los políticos que se han enriquecido en el ejercicio del poder.
Alejandro Encinas informó que se han localizado 60 por ciento de las personas desaparecidas desde 1964. Este delito ha disminuido un 22%. Asimismo, destacó que de las 49,581 personas reportadas como desaparecidas en esta administración, han sido localizadas más de la mitad.
La Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) señala que los estados de Jalisco, Guanajuato y Tamaulipas encabezan la lista de “personas desaparecidas, no localizadas” y el mayor número de fosas clandestinas está en Veracruz (180), Sinaloa (153) y Colima (149); y el registro de cuerpos exhumados lo encabeza Jalisco, con 605 cuerpos recuperados; le siguen Sinaloa (253), Colima (232) y Sonora (143).
Ciertamente son los grupos criminales quienes están detrás de estos delitos en complicidad con servidores públicos corruptos, que, como un cáncer, siguen envenenando la salud pública de la nación. ¿O no, estimado lector?














