La expectativa ante lo que puedan arrojar los archivos es capital. Como ocurre cada cierto tiempo, cuando vence el plazo y se deben hacer públicos documentos secretos mantenidos bajo llave en nombre de la seguridad nacional.
Este miércoles llegó el día, mes y año de que los Archivos Nacionales levantaran el secreto oficial que pesaba sobre 1.491 documentos relativos a la muerte del expresidente John F. Kennedy en Dallas (Texas), en 1963. Y es que desde hace casi 60 años, la mayoría de los norteamericanos sigue sin creer que a John F. Kennedy lo matara una sola persona.
Y como explica en su cuenta de Twitter Jefferson Morley, editor de JFKFacts.org y exredactor del diario The Washington Post, nada trascendente parece ser confesado. Para este periodista, con más de 30 años de investigación sobre el magnicidio en su haber, lo más destacable es el anuncio de un plan para digitalizar la colección de registros sobre el asesinato.
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Por una ley del Congreso del año 1992, los informes sobre el asesinato de JFK deberían haber sido hechos públicos en 25 años, es decir, en 2017. Pero como quien hace la ley hace la trampa, la normativa se maquinó para imponer aplazamientos si se consideraba que existían preocupaciones sobre seguridad nacional.
Eso fue lo que ocurrió en 2017, cuando Trump, después de anunciar que haría públicos los registros, tuvo que desdecirse y anunciar que seguían siendo top secret para el ciudadano de a pie.
Entre los documentos más importantes no publicados este miércoles, según Morley, se encuentran las cintas de entrevistas que el historiador William Manchester realizó con Jacqueline Kennedy, la esposa del difunto presidente, y su hermano Robert F. Kennedy en 1964 y 1965.
“Ni Jackie ni RFK creyeron en la teoría oficial de que Kennedy fue asesinado por un solo hombre sin razón alguna”, dijo Morley. “En privado, ambos decían que JFK fue asesinado por sus enemigos internos. Eso es lo que hay en estas cintas y por eso no son publicables”.
Lo que sí prueban los documentos recién desclasificados es que tanto la CIA como el FBI abrieron el gran angular para averiguar si Oswald conspiró con otros en el asesinato de aquel 22 de noviembre que conmocionó al mundo. Los documentos muestran que persiguieron innumerables pistas, desde el espionaje soviético hasta los grupos comunistas africanos y la mafia italiana.
También dan cuenta de los ingentes esfuerzos de Estados Unidos para espiar e influir en el Gobierno comunista de Fidel Castro, del que Oswald era simpatizante del comunismo, y que fuera utilizado por Cuba o la Unión Soviética.
Todos los archivos relativos a este caso debían de haberse publicado el pasado mes de octubre. Sin embargo, el presidente Joe Biden pospuso la salida a la luz, en este caso debido a las restricciones que viene imponiendo el coronavirus. Biden anunció que, finalmente, se levantaría el secreto en dos tiempos.
Un primer lote este miércoles y el resto justo dentro de un año, el 15 de diciembre de 2022, después de que fueran sometidos a “una revisión intensiva de un año”.
Según recoge la agencia de noticias France Presse, Philip Shenon, experto en el expediente del asesinato de Kennedy, escribió en un artículo publicado en el medio estadounidense Politico este miércoles que probablemente haya documentos que nunca serán publicados por razones de seguridad.
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