En la última Asamblea Nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI) los militantes decidieron redefinir su ideología y desempolvar el viejo término de la socialdemocracia para relanzar al partido. El otrora todopoderoso PRI, que gobernó en México durante 70 años consecutivos, de 1930 a 2000, —y durante seis más de 2012 a 2018—, que cayó estrepitosamente en las últimas elecciones presidenciales por la apisonadora de Morena, busca a la desesperada cómo despegarse del pasado neoliberal y corrupto que arrastra como el lastre más pesado de cara a las elecciones presidenciales de 2024.
“Por mandato de la 23 Asamblea PRI somos un partido de centro izquierda. Somos socialdemócratas, feministas, ambientalistas, enemigos de la discriminación, progresistas, aliados de las causas populares. Le dimos una patada al neoliberalismo que nos impusieron desde el poder”, anunció desde su cuenta de Twitter el coordinador de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados, Rubén Moreira. Y con este giro de timón, que rechaza de un plomazo los últimos Gobiernos priistas, como el último liberal de Enrique Peña Nieto, el partido regresa a sus orígenes y se acerca como nunca a su principal rival y posible socio, el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador, Morena.
Más Información
“El PRI ha estado huérfano de una ideología desde los ochenta”, apunta el politólogo del Colegio de México y experto en la historia del partido mexicano, Rogelio Hernández. Nace con la ideología del nacionalismo revolucionario, que en México y Latinoamérica representaba la “izquierda genérica”, explica el profesor. Esta corriente se funda sobre dos cuestiones: reconocer el partido y el sistema político mexicano después de la Revolución y las responsabilidades del Estado, como garante del desarrollo económico y el bienestar social, y que los resultados del desarrollo se repartieran de manera equitativa. “Esto estuvo vigente sin cambios desde el nacimiento del partido, pero en los ochenta con la tecnocracia se redefine la responsabilidad del Estado y sus prioridades ya no están en el gasto social, sino en estabilizar la economía, un giro a la derecha”, explica Hernández.
El debate que ha causado polémica sobre la nueva identidad socialdemócrata del PRI está asentada en que en los últimos Gobiernos —y principalmente en los ochenta con Miguel de la Madrid y principios de los noventa, con Carlos Salinas de Gortari— el partido tradicional se convirtió en un símbolo de la privatización de empresas públicas y del supuesto abandono del gasto social en favor del desarrollo económico. Y esta creencia de asociar al PRI con el “expolio” del país está principalmente impulsada por el discurso recurrente de López Obrador y sus seguidores, que mantuvo desde su campaña electoral y que le valió el voto de miles de mexicanos desencantados con el sistema político tradicional.
También te puede interesar: La importancia de los cuidados paliativos durante la pandemia
La nota precedente contiene información del siguiente origen y de nuestra área de redacción.