Mario Nicolás Toledo Zaragoza, el mexicano que falleció en el tiroteo en Highland Park el pasado 4 de julio en Chicago, Estados Unidos, fue despedido el 9 de julio en la comunidad de Nexpa, municipio de Tlaquiltenango, donde acudieron decenas de personas para darle el último adiós.
En el patio de la casa se ubicaron dos coronas de flores: una del gobernador Cuauhtémoc Blanco y otra de Alfonso de Jesús Sotelo Martínez, secretario de Bienestar Social.
Entre los deudos están la esposa de Nicolás, Petra Díaz Cázales y cuatro de sus hijos, quienes desde muy temprano se ocuparon de atender a sus acompañantes con café y pan.
Rufina, una de las hijas que vive en Nexpa, preparó el almuerzo que ofrecieron esta mañana de domingo a las personas que velaron el cuerpo de su padre. Como cristianos no hubo rezos ni alabanzas.
Francisco Toledo, uno de los ocho hijos de don Nicolás, reconoce que pese a la dolorosa pérdida están contentos porque saben que su padre recibió a Cristo en su corazón. Dijo que su padre estuvo contento en los últimos días y confía en que ahora está “en las manos de Dios”.
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