Cada detalle revelado en Colombia o en Haití separa aún más las imágenes que existen sobre el exsargento Duberney Capador: de un lado, la de un hombre dedicado al campo, que pasaba su tiempo entre gallinas y ganado junto a su madre, como lo recuerda su familia; por otro, la del reclutador y cerebro de los 24 exmilitares señalados por el magnicidio del presidente haitiano, Jovenel Moïse, el 7 de julio pasado en Puerto Príncipe.
Capador es uno de los tres colombianos muertos en el operativo de captura de los magnicidas. Según el director de la policía de Colombia, el general Jorge Luis Vargas, sabía que el viaje a Haití no era para arrestar a Moïse, como asegura el resto de los detenidos, sino para asesinarlo. “Sabemos que los ciudadanos colombianos Germán Rivera y Duberney Capador participaron en la planeación y organización de lo que inicialmente era una supuesta operación de arresto del presidente de Haití y, para ello, contactaron a más personas en nuestro país”, explicó Vargas.
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Poco se sabe de la muerte del exmilitar. Algunas versiones indican que fue abatido en una casa donde se refugió con varios integrantes del comando. Algunos de los hoy capturados se escondieron en la embajada de Taiwán. Él, según le narró a su hermana, se escondía en una casa y “estaba negociando su salida”, cuenta Yenny Capador a Columna Digital. En una de sus últimas comunicaciones, el exmilitar le habría preguntado a su hermana si había visto las noticias y le rogó que no le dijera nada a su madre. Después, la mujer le envió mensajes a las 19.00 y 20.00 horas y a las 3.00 de la madrugada, pero no tuvo respuesta. “Su celular estuvo activo hasta las 18.53”, cuenta la hermana.
Capador nació en Génova, un municipio del eje cafetero colombiano, en una familia humilde de cinco hermanos. Se había vinculado a las fuerzas militares durante el terremoto que sacudió a varios poblados de esa región, en 1999, y pidió su retiro en 2019. Según su hoja de vida llegó a ser sargento viceprimero e hizo parte de la unidad de operaciones especiales antiterroristas urbanas.
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Tras dejar el Ejército, Capador comenzó a recibir su pensión (que usualmente oscila entre 300 y 400 euros) y, según su hermana, pasó los últimos meses de vida “metiendo carpetas con su hoja de vida para trabajar en empresas de seguridad”. Mientras recibía alguna respuesta, Capador volvió a casa de su madre para trabajar en el campo. En abril, durante la Semana Santa, le informó a la familia que se iba a trabajar a Haití con una empresa de seguridad con un contrato de dos años, a cambio de 2.700 dólares de salario.
Sin embargo, para la policía colombiana, Capador fue clave en el reclutamiento de los exmilitares y uno de los que tenía contacto directo con la empresa CTU Security, con base en Miami. Así lo evidenciaron los chats que mostraron algunos exsoldados convocados que no alcanzaron a viajar. “Señores, ustedes ya están seleccionados, todos los que van hasta el momento, tranquilos. Aún faltan más. Estoy adelantando trabajo, estudio de seguridad. Yo los conozco a todos y conozco sus capacidades”, escribió el colombiano en el grupo de WhatsApp, llamado Esfuerzo Principal, en el que se hacía llamar ‘Don Manuel Capador’.