Después de 17 años bajo tierra, miles de millones de cigarras periódicas —una especie de cigarras voladoras— se preparan para emerger a la superficie en Estados Unidos, con el objetivo de aparearse tras completar su ciclo de maduración. Como reclamo amoroso, emiten un ruido ensordecedor, equiparable en decibelios al que produce una moto potente. El fenómeno, que está previsto que comience a finales de semana, será especialmente notable en la costa este de Estados Unidos, desde Tennessee hasta Nueva York.
Los insectos forman parte de un grupo llamado en inglés Brood X (Generación X) —también conocido como “la gran generación del Este”— aunque solo los machos estridulan o emiten chirridos en busca de una hembra. Este sonido es el cántico de apareamiento, para lo que flexionan un órgano parecido a un tambor llamado timbal. Tras 17 años alimentándose y creciendo bajo tierra, el coro de miles de millones de cigarras chirriando al unísono pondrá una peculiar banda sonora a parques y jardines en los próximos días.
“Se acerca una invasión. Esta primavera, miles de millones de cigarras van a emerger de la tierra”, advierte la cuenta de Twitter del National Mall, o Explanada Nacional, la vasta extensión de jardines de Washington donde se encuentran algunos de los monumentos más emblemáticos, que será tomada al asalto por los ruidosos insectos. La Agencia de Protección Ambiental de EE UU (EPA, por sus siglas en inglés) ha lanzado una campaña en redes sociales para que la población no fumigue, ya que los insecticidas pueden afectar al resto de seres vivos. “Las cigarras son inofensivas. Son una fuente de comida nutritiva para otros animales. Ignórelas. No estarán aquí para siempre”, asegura el organismo gubernamental. Las cigarras periódicas, que no pican ni atacan a los humanos, suelen vivir poco más de un mes en la superficie.
Sobre su prolongada maduración, y la exactitud con la que emergen a la superficie cada 17 años, los estudios han demostrado que pueden percibir los ciclos de tiempo porque están conectadas a las raíces de los árboles, explica Daniel Gruner, profesor asociado de Entomología de la Universidad de Maryland. El movimiento de los fluidos de las raíces se ralentiza en el invierno y se acelera durante la temporada de crecimiento. “Sin embargo, no sabemos cómo llevan la cuenta de los años uno tras otro” hasta completar 17, continúa Gruner, quien apunta que la sincronización es imperfecta, ya que hay algunas que se adelantan.
El experto aclara que el uso de pesticidas no está justificado como hipotético remedio porque las cigarras “no son plagas, no pican, no muerden ni transmiten patógenos, ni dañan los cultivos o la propiedad”. Fumigar, agrega, solo aumenta los riesgos para la salud de los seres humanos y de otros animales. El entomólogo de la Universidad de Connecticut John Cooley sostiene que en vez de esperar su llegada con temor, su eclosión es una oportunidad para ilustrarse: “Podemos aprender más sobre nuestros bosques; comprender cómo funcionan es clave para vivir en ellos de manera sostenible”.
Aunque todavía no han aparecido en masa, no es raro encontrarse ya con algunos exoesqueletos en las entradas de las casas o escuchar el chasquido al aplastarlos durante una caminata distraída por Washington. Dos de los factores que les hacen emerger del subsuelo son la humedad y las temperaturas cálidas, siendo la condición ideal de calor una tierra a 18 grados. “Hemos tenido una ola de frío y eso parece haber ralentizado mucho el proceso”, apunta Cooley, quien prevé que la próxima semana debe ocurrir la eclosión definitiva.
Las cigarras pasan la mayor parte de su vida bajo tierra alimentándose de las raíces de los árboles, antes de hacer un túnel hacia la superficie. Una vez fuera, en general en zonas verdes, se dirigen en masa hacia los árboles. Las hembras ponen entre 400 y 600 huevos en ramas delgadas que perforan con una serie de pinchazos. Las arañas y los depredadores se las comen, y según los seres humanos que las han probado, tienen un sabor parecido al del tofu. Existen varias subespecies de cigarras periódicas, con distintos ciclos de vida y volúmenes de enjambre. La generación que está emergiendo ahora en la costa este, la Brood X, es la más longeva y una de las que eclosionan masivamente.
Al mes de estar en la superficie, mueren. Si los zumbidos de los machos surten efecto en las hembras, habrán alcanzado a aparearse y dejado enormes cantidades de huevos en las ramas de los árboles. A finales del verano o principios del otoño, la nueva generación de Brood X, fruto de la inminente eclosión, se dirigirá al subsuelo para alimentarse de las raíces de los árboles. “Deberíamos disfrutar de este evento como el asombroso espectáculo natural que es, antes de que vuelvan a la clandestinidad otros 17 años”, sostiene Gruner.
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