Si 2021 ha sido el año de Ibai Llanos (Bilbao, 1995), comenzó puntualmente en su primera noche, Nochevieja, cuando Ibai dio las campanadas y el campanazo. Su retransmisión por la plataforma de streaming Twitch tuvo 552.000 dispositivos conectados durante las uvas (se supone que con varios espectadores por pantalla), más que los de algunas televisiones comerciales, y muy lejos de tener la misma promoción o los mismos medios. Y acabó parecido, pero mejor: dio las campanadas con el clásico Ramón García, ataviado con su tradicional capa española, consiguiendo 800.000 dispositivos conectados y alrededor de 2,2 millones de personas al otro lado. Un triunfo de audiencia conquistado desde abajo, una de esas bonitas historias en las que la Red, que permite competir en una hipotética igualdad, actúa como catalizador del éxito de la gente normal. Ibai tiene ahora 7,5 millones de subscriptores en YouTube y 8,5 en Twitch.
Este fenómeno pone en evidencia un par de cosas:
Primero, las particularidades de la fama en internet: alguien puede ser un ídolo para millones de jóvenes y un completo desconocido para gran parte de la población adulta, como ocurrió con Ibai. ¿Quién era ese chaval que ejercía de David contra los Goliats de los grandes grupos mediáticos? La fama online está más segmentada, pero no deja de ser fama. “Antes alguien podía ser famoso por salir en televisión y ahora puede ser famoso por salir en YouTube”, explica el sociólogo especialista en juventud Mariano Urraco, profesor de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA). “Ha cambiado el medio, porque el mundo ha cambiado”, continúa el sociólogo, “pero los patrones son esencialmente los mismos: vemos notoriedad, vemos éxito, vemos gente que se hace rica haciendo lo que le gusta y no vemos tanto el esfuerzo o la planificación que hay detrás”.
Y la segunda enseñanza: la forma de consumir información y entretenimiento audiovisual se está transformando, y las nuevas generaciones son muy proclives a los nuevos canales que ofrece internet. De hecho, muchos chavales convencieron a sus familias para seguir las uvas a través de Twitch. El entonces ministro estrella Salvador Illa, según tuiteó, recibió el año viendo a Ibai en compañía familiar. “Ha sido divertido y nos lo hemos pasado muy bien”, escribió el sobrio ministro de las gafas de pasta.
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