#OTAN #Guerra | Estados Unidos y varios países europeos de la OTAN han puesto en marcha el aprovisionamiento de armamento a Ucrania. Desde el pasado diciembre se están sucediendo los anuncios de envío de blindados ligeros de combate y transporte de infantería a Ucrania: Washington ha puesto en marcha el suministro de 50 unidades Bradley; Alemania, 40 Marder; además de Francia, que entregará los todavía más potentes AMX-10. Pero para que Ucrania emprenda una nueva ofensiva que le permita recuperar territorio perdido, necesita tanques. Sin estos, su ejército no avanzará, aseguran oficiales ucranios de la 3ª Brigada Separa Blindada y de la 92ª Brigada Mecanizada.
Los dos tanques que desea con urgencia Kiev son los Leopard alemanes y los Abrams estadounidenses
Los expertos aseguran que la mejor opción, por razones geográficas, son los Leopard, porque es el blindado pesado más común en la Europa continental —2.000 unidades, según datos del Financial Times. El problema es que, para su exportación, los países que cuentan con estos vehículos —entre ellos España— requieren por contrato de la aprobación de Berlín, porque han sido producidos en Alemania. El Gobierno de Olaf Scholz ha considerado hasta ahora que enviar tanques pesados sería elevar la tensión con Rusia, pero se ha abierto a dar la autorización si Estados Unidos hace lo mismo con sus Abrams. El Reino Unido anunció este sábado el envío de tanques Challenger 2.
Los números que barajan los aliados de Kiev son, de momento, modestos, comparados con los requerimientos ucranios. El comandante en jefe de sus Fuerzas Armadas, Valeri Zaluzhni, indicó el pasado diciembre que para que sus tropas puedan reconquistar el territorio perdido desde el 24 de febrero, requieren de la OTAN 300 tanques, 700 vehículos blindados de infantería y 500 piezas de artillería. Ucrania tenía al principio de la invasión 900 tanques, según el centro de estudios militares británico RUSI, y Rusia contaba en su ofensiva con 3.200 blindados. Según el grupo de análisis militar Oryx, Ucrania perdió en 2022 cerca de 500 tanques y Rusia, 1.500.
El centro de mando de la 3º Brigada Mecanizada se ha establecido en los cuartos de una humilde granja. En la estrechez de las habitaciones se agolpan los oficiales, los equipos de transmisión, mapas, ordenadores y reservas de alimentos. En el exterior la temperatura baja de los 12 grados bajo cero; en el interior, las estufas de leña convierten el espacio en un paraíso. Alkut es el nombre en clave del coronel que comanda la 3ª Brigada. Tiene 59 años y es veterano de la guerra de Donbás de 2014, también sirvió en Irak y Afganistán, en batallones ucranios que dieron apoyo a la ocupación estadounidense. Alkut se formó en la década de los setenta como tanquista en una academia soviética. En aquella década entraron en servicio los Leopard 2, los vehículos que ahora tanto desea Ucrania. ¿Por qué son estos mejores que los tanques soviéticos también de aquellos años? “Yo me formé con un T-72, y ya por entonces los Leopard eran mejores. La URSS no primaba la calidad sino la cantidad. Pero es que, además, los países occidentales fueron modernizando estos mismos tanques, a diferencia de los soviéticos”.
Desde las derrotas que sufrió Moscú el pasado septiembre y octubre en los frentes de Járkov y Jersón, el ejército invasor ha tenido tiempo para fortificar sus líneas de defensa. Alkut pone varios ejemplos de las ventajas de los Leopard y los Abrams que los harían imprescindibles para romper estas líneas en el frente de Lugansk: su coraza; la maniobrabilidad y potencia de motor es mejor, lo que garantiza la seguridad tanto de los soldados que los operan como el de las columnas de infantería que les siguen detrás en el ataque; su ergonomía es incomparablemente mejor que los tanques soviéticos, y esto es determinante en combates de muchas horas. Cuentan con visores nocturnos y tecnología que calcula el movimiento del objetivo enemigo para disparar con mayor precisión.
Andrei Krevonosk
Es comandante en un T-72 de la 3ª Brigada Mecanizada, explica que sus tanques no tienen nada que hacer contra los blindados modernos de Rusia, como los T-80 BVM o los T-64 BV, que sí disponen de ópticas de última generación y motores comparables a los Abrams. “Cuando capturamos uno, lo celebramos”, dice Krevonok. Su superior, Alkut, estima que un Abrams equivale en potencia de ataque a dos o tres tanques soviéticos.
“¿Son los blindados pesados una reliquia del pasado?”. Este era el título de una mesa redonda celebrada el pasado octubre en el Foro de Seguridad de Varsovia. En este encuentro se citaron tres de los generales más importantes de la OTAN. Mark Carleton-Smith, jefe del Estado Mayor del Reino Unido hasta el año pasado, hizo un alegato por ejércitos con menos tanques pero con un nivel tecnológico desarrollado al máximo, una posición que compartió Andreas Marlow, vicejefe del Estado Mayor de Alemania. La tendencia hasta la guerra en Ucrania, según Carleton-Smith, había sido reducir la inversión en tanques para potenciar ámbitos como los drones y las defensas antiaéreas móviles. “Pero los ucranios nos dicen que los tanques son imprescindibles, y son ellos los que están combatiendo a los rusos”, admitió este general británico.
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